Un hombre mayor con traje oscuro y corbata azul levanta la mano frente a un edificio.

Los movimientos en Abu Dabi que hacen temer lo peor para Juan Carlos I

El entorno del emérito está intranquilo después de un inesperado giro de guion

La estancia de Juan Carlos I en Abu Dabi  sigue dando mucho que hablar, especialmente en lo que concierne a su estado de salud y los cambios que, inevitablemente, se han ido sucediendo para adaptarse a su nueva situación. La infanta Elena, fiel defensora de la figura de su padre, es quien más ha estado pendiente de él durante estos cuatro años en los Emiratos Árabes. De hecho, se la ha visto viajar a su lado en más de 60 ocasiones documentadas, aunque no se descarta que hayan sido más, de forma discreta. También han compartido momentos en otros lugares como Galicia, Ginebra, Londres o Madrid.

Sin embargo, lo que más ocupa a Elena y a parte del entorno cercano del anterior monarca son las dificultades de movilidad que este padece. A sus casi 87 años, Juan Carlos I se encuentra en una situación de salud delicada. Según fuentes cercanas, los especialistas que lo han tratado confirman que el problema que arrastra desde hace tiempo, acentuado con la caída en Botswana y sumado a las intervenciones de cadera y rodillas, se ha vuelto irreversible. La consecuencia más inmediata es que, con el paso de los días, terminará utilizando de forma permanente una silla de ruedas, algo que el emérito deseaba evitar que trascendiera públicamente.

Una mujer mayor y un hombre mayor vestidos elegantemente con una joven en el centro cubriéndose la boca con expresión de sorpresa.
Sofía y Juan Carlos | ¡Hola!, Andrea Piacquadio, XCatalunya

Para adecuarse a esta realidad, tanto la infanta Elena como el propio Juan Carlos están tomando medidas prácticas. Por un lado, la hija mayor del monarca aprovecha cualquier reforma en su hogar para dotarla de las condiciones necesarias en caso de que su padre pase largas temporadas en España, ofreciéndole la posibilidad de vivir allí en caso de que la familia lo considere oportuno.

Mudanza inmediata y necesaria

Por otro lado, en Abu Dabi también se han producido cambios importantes: Juan Carlos I se ha trasladado a una nueva mansión en la isla de Nurai, a tan solo unas casas de su antigua residencia. Según informaba el periodista Juan Luis Galiacho en el programa ‘Fiesta’, este nuevo inmueble habría sido donado por un jeque árabe y se adaptaría mejor a las circunstancias de movilidad del exjefe del Estado.

La nueva vivienda, de unos 2.000 metros cuadrados, cuenta con playa privada y helipuerto, además de un alto nivel de seguridad para garantizar la privacidad del monarca emérito. El principal atractivo para Juan Carlos reside, precisamente, en que su infraestructura está adaptada para moverse con total libertad pese a sus limitaciones físicas. Aun así, se mantiene la orden de no permitir ninguna fotografía de su interior, y mucho menos de él en una silla de ruedas, que el emérito considera un retrato demasiado íntimo y poco deseado en la esfera pública.

Un hombre mayor con traje y corbata frente a un fondo decorativo con luces.
Juan Carlos I | Casa Real, Getty Images, XCatalunya

El exilio de Juan Carlos I, que en un principio se planteó como temporal tras su abdicación y los acontecimientos judiciales, parece consolidarse ante los crecientes problemas de salud. Para la infanta Elena, la decisión de mantener al emérito lejos de España sigue resultando injusta, y no es ningún secreto que le ha provocado desacuerdos con su hermano, Felipe VI. En cualquier caso, todo indica que la residencia en Abu Dabi se prepara para acoger a un Juan Carlos cada vez más necesitado de asistencia, y los movimientos en torno a esta reubicación desatan la inquietud entre quienes temen que los problemas de salud del antiguo monarca sean aún más serios de lo que se admitía públicamente.