La princesa Leonor de Asturias, de 19 años, se encuentra inmersa en una etapa crucial de su formación militar a bordo del buque escuela Juan Sebastián de Elcano. Esta travesía, que comenzó el pasado 11 de enero en Cádiz, tiene una duración prevista de seis meses y recorrerá más de 17.000 millas náuticas, con escalas en ocho países diferentes.
Primeras dificultades en alta mar
Durante las primeras semanas de navegación, la princesa y sus compañeros enfrentaron diversos desafíos propios de la vida marítima. Entre ellos, las inclemencias del tiempo y el movimiento constante del barco provocaron en Leonor episodios de mareo y náuseas, síntomas comunes en quienes se adaptan a la vida en alta mar.
Llegada a Brasil y actividades en tierra
El 14 de febrero, el Juan Sebastián de Elcano atracó en el puerto de Salvador de Bahía, Brasil, marcando la primera escala en América de esta travesía. La llegada fue celebrada con una cálida recepción que incluyó una batucada local, reflejando la rica cultura brasileña. Durante su estancia, la princesa Leonor y los guardiamarinas participaron en actividades culturales y conmemorativas, fortaleciendo los lazos históricos entre España y Brasil.
La preocupación de la reina Letizia
Ante los reportes sobre los malestares de su hija durante la travesía, la reina Letizia mostró una notable inquietud. Aunque no se ha confirmado oficialmente un viaje de la reina a Brasil, fuentes cercanas indican que ha estado en constante comunicación con el equipo a bordo del Juan Sebastián de Elcano para mantenerse informada sobre la salud y el bienestar de la princesa Leonor. Esta actitud protectora ha generado debates sobre si la reina está tratando a su hija como una "niña burbuja", sobreprotegiéndola en una etapa diseñada para fomentar su independencia y fortaleza.
Burbuja
La formación militar de la princesa Leonor está diseñada para prepararla en su futuro rol como monarca, dotándola de experiencias que fortalezcan su carácter y liderazgo. Si bien es natural que una madre se preocupe por la salud de su hija, especialmente en condiciones exigentes como las de una travesía naval, es esencial encontrar un equilibrio que permita a la princesa enfrentar y superar los desafíos inherentes a su formación, desarrollando así la resiliencia y autonomía necesarias para su futuro papel en la Corona.