Unos días después del escándalo generado por la ostentosa fiesta de cumpleaños de Lamine Yamal (celebrada el 13 de julio en una masía de Olivella), su padre, Mounir Nasraoui, ha roto el silencio en una entrevista con Europa Press. Con un tono firme, ha reivindicado el derecho de su hijo, quien acaba de cumplir 18 años y estrenar el emblemático dorsal «10» del Barça, a vivir y disfrutar de su juventud sin ser objeto de ataques constantes.
La celebración levantó críticas por la contratación de personas con enanismo como parte del espectáculo. El Ministerio de Derechos Sociales ha solicitado investigar posibles vulneraciones legales, mientras la Asociación ADEE se ha movilizado por vía legal.
“Es un niño, con derecho a vivir su día a día”
Mounir ha sido contundente: “Es un chaval que acaba de cumplir 18 años y tiene derecho a disfrutar un poco de la vida. … Es un niño como cualquier otro”. Aseguró no escuchar más que sus propias críticas —“las mías son que mi hijo está haciendo bien las cosas”— y atacó a quienes, según él, en lugar de centrarse en su vida, se dedican a juzgar la de los demás por pura envidia.

Más aún: instó a la gente a sentirse orgullosa de tener “un número 10 nacional” que representa bien al club y a España. “Deberíamos aplaudirle dentro y fuera del campo, no destrozarle la mente”, sentenció, en un mensaje claro contra el acoso mediático.
Dardos al entorno mediático y político
Nasraoui también respondió a quienes le acusaban de depender del éxito de su hijo. “La gente habla sin saber… mi vida jamás ha cambiado, soy feliz desde que nació mi hijo”, aseguró. Además, aclaró que no se involucra en cuestiones políticas: “la política ni me va ni me viene”.
Cuando se le preguntó si revisaría las decisiones de Lamine, fue categórico: “Yo sería el primero en cogerle de las orejas… pero es que no ha hecho nada malo”. En caso de existir alguna infracción, señaló que las denuncias debían canalizarse por las vías legales correspondientes, pero recalcó que “como no ha hecho nada, no pasa nada”.

Una fiesta que ha generado debate
La fiesta, celebrada en una finca valorada en 40.000 €/semana, reunió a más de 200 personas, incluidos artistas como Bizarrap, Quevedo y Bad Gyal, y tuvo temática de mafia, con decorado y vestimenta al estilo gangster. Se proyectaron tarta tematizada, drones, joyas valoradas en cientos de miles de euros, y un evento nocturno cargado de extravagancia.
Los colectivos de defensa de personas con acondroplasia calificaron la actuación de “denigrante y discriminatoria”, anunciando acciones legales y condenando el evento. El Ministerio de Derechos Sociales solicitó la intervención de la Fiscalía.