La salud de Juan Carlos I, el rey emérito de España, ha sido un tema que ha hecho correr ríos de tinta en los últimos años. Recientemente, las noticias sobre su último chequeo médico en Vitoria han encendido las alarmas. Juan Carlos I, conocido por su robustez en tiempos pasados, ha enfrentado un declive propio de la edad que ha generado preocupación tanto en su familia como en sus seguidores. Los problemas de movilidad y las repetidas intervenciones quirúrgicas han marcado un antes y un después en la vida del anterior monarca español.
Desde su abdicación en 2014, Juan Carlos I ha lidiado con diversos problemas de salud que han deteriorado su calidad de vida. Su situación actual no pinta bien para el actual residente en Emiratos Árabes, especialmente después de que los médicos le informaran que probablemente pasará sus últimos años de vida en una silla de ruedas. Este diagnóstico, aunque no inesperado debido a su historial médico y familiar, ha sido un duro golpe para el ex monarca, quien siempre ha sido muy activo y reacio a aceptar las limitaciones físicas.
El declive de la salud de Juan Carlos I comenzó a hacerse evidente en 2012, cuando fue sometido a una operación de cadera de urgencia tras una polémica caza de elefantes en Botsuana. Fue cuando entonó el famoso "lo siento, me he equivocado, no volverá a ocurrir". Desde entonces, ha tenido que someterse a varias cirugías, incluida otra operación de cadera, intervenciones en la columna vertebral y un reemplazo de rodilla.
A su madre le pasó algo similar
Los antecedentes familiares no juegan a su favor. La madre de Juan Carlos I, la reina María de las Mercedes, también sufrió problemas de salud en sus últimos años, incluyendo movilidad reducida. Esta predisposición genética, combinada con su estilo de vida - varios accidentes esquiando en el pasado han acabado haciendo mella en él - le han pasado factura.
Recientemente, Juan Carlos I ha estado recibiendo tratamientos innovadores con células madre y plaquetas en una clínica de Vitoria, bajo la supervisión del Dr. Eduardo Anitua, en un intento por mejorar su movilidad y calidad de vida. Sin embargo, estos tratamientos solo pueden ralentizar el deterioro inevitable.
La posibilidad de pasar sus últimos años en una silla de ruedas es algo que el rey emérito no quiere aceptar. Para Juan Carlos, esto representa una derrota personal y una imagen que prefiere evitar a toda costa. Lo fue todo y sus últimos años no están siendo nada fáciles para él, ni a nivel de salud ni a nivel personal. La relación con su hijo está rota - pese al paripé de la prensa del regimen - y difícilmente pueda volver a vivir en España.