La repentina muerte de María Rodríguez Gamaza, conocida como Michu, en la madrugada del 7 de julio en su domicilio de Arcos de la Frontera, ha sacudido al entorno más íntimo de los Ortega cano. Con apenas 33 años, la joven falleció supuestamente por un fallo cardíaco mientras se duchaba. Su muerte estaría relacionada con la enfermedad cardíaca congénita que padecía y que la obligó a someterse a múltiples intervenciones —incluido un marcapasos desde 2018.
Durante los últimos años, Michu se alejó del foco mediático, dedicando su vida a su hija, Rocío, y a una carrera como consultora de productos de belleza. Ahora, su ausencia deja una incógnita que podría cambiar el tablero familiar.
El testamento: un giro hacia Ortega Cano
Según ha contado Kike Calleja en el programa Vamos a ver, Michu redactó por escrito sus últimas voluntades. En estas expresaba que, si algo le pasaba, deseaba que su hija quedara bajo la tutela de su abuelo paterno, José Ortega Cano.

No obstante, la madre de Michu, Inma Gamaza, ha declinado públicamente que sea ella quien se hará cargo de la pequeña. “La niña se va a quedar conmigo. Michu quería lo mejor para Rocío… el roce más cercano soy yo”, declaró entre lágrimas frente al tanatorio.
La decisión legal
La custodia de menores en España contempla tanto el testamento como la situación emocional y el entorno familiar. Con José Fernando incapacitado legalmente e institucionalizado desde 2017, el escenario se reduce a la abuela materna y el abuelo paterno.
Por un lado, Inma argumenta que ha sido parte activa del día a día de Rocío, su compañera y sostén. Por otro, Ortega Cano, con respaldo económico y emocional, cuenta con el aval no solo del testamento, sino también de su propia hija, Gloria Camila. Según Amador Mohedano, el torero considera que su nieta “estaría mejor” en Madrid.

Una niña en el centro de un entramado mediático
Rocío, de solo siete años, fue la primera en alertar a los vecinos cuando su madre se sintió mal, bajando a pedir ayuda a un bar cercano. Una camarera y una doctora subieron con ella e intentaron reanimar a Michu, que aún tenía pulso cuando llegaron los servicios de emergencia —pero no pudieron salvarla.
Este acto refleja el vínculo tan cercano que mantiene la niña con su entorno. Sus propias reacciones, confesando que “rezó anoche” con su abuela materna, son una muestra del impacto emocional que vive.
La voluntad de la familia
El duelo ha reunido a ambos lados de la familia. Ortega Cano y Gloria Camila se han trasladado desde Madrid para prestar apoyo, mientras Inma ha repetido que el entorno materno es el más estable para la menor. Sin embargo, el testamento y la figura del abuelo abren la puerta a un posible proceso jurídico.

Según fuentes consultadas, ambas partes podrían optar por la vía amistosa, evitando un conflicto que afecte emocionalmente a Rocío. También se ha hablado de que, una vez estabilizada, la niña podría trasladarse a la capital, donde la familia paterna garantiza educación y estructura.
La última voluntad de Michu deja claro que su prioridad era la seguridad y bienestar de su hija. Sin embargo, sus palabras se enfrentan a la realidad emocional de un entorno que ha estado con Rocío desde su nacimiento. El futuro de Rocío, de apenas siete años, depende ahora de los procesos legales que puedan acontecerse.