Kiko Rivera ha tenido que interrumpir sus vacaciones de verano junto a Irene Rosales por un motivo que no esperaba. El DJ, de 41 años, se ha visto envuelto en una polémica relacionada con su último videoclip. Las críticas han sido tan fuertes que ha decidido dar explicaciones públicas.
Desde hace años, Kiko vive apartado de la televisión y se centra en su faceta musical. Utiliza sus redes sociales para compartir reflexiones y momentos personales con sus seguidores. Sin embargo, esta vez las ha usado para responder a unas acusaciones directas.

Todo comenzó tras el rodaje de su nuevo videoclip, titulado Divas. Una de las participantes habló en el programa Fiesta sobre las supuestas malas condiciones durante la grabación. Sus palabras provocaron un intenso debate en redes sociales.
La joven aseguró que el rodaje se hizo en Sevilla, en pleno mes de julio. Ella denunció que pasaron más de cinco horas bajo un calor sofocante sin recibir agua. También señaló que no firmó ningún contrato ni cesión de imagen.
Este testimonio generó titulares y puso a Kiko en el centro de la polémica. Muchos usuarios comenzaron a cuestionar su profesionalidad y la de su equipo. La situación llevó al artista a suspender momentáneamente su descanso para aclarar lo ocurrido.
El comunicado de Kiko Rivera lo deja todo claro: “El problema es la clase”
En un comunicado publicado en Instagram, Kiko negó todas las acusaciones. Explicó que en el rodaje había más de 50 personas y todas recibieron el mismo trato. Añadió que todos comieron, bebieron y trabajaron en igualdad de condiciones.
Kiko quiso dejar claro que el problema no está en lo que se sirvió durante la grabación. “El problema es la clase de la gente, y esa, cuando no se tiene, ni la mejor barbacoa del mundo, la arregla”, afirmó. Sus palabras se interpretaron como una respuesta directa a la joven que inició la polémica.
El DJ también criticó la actitud de quienes prefieren quejarse en lugar de actuar. “Ni soy camarero ni el camarero personal de nadie”, comentó. Reprochó que haya personas que “tienen la lengua larguísima para criticar, pero los brazos demasiado cortos para ir a por una Coca-Cola o un plato”.

Sus declaraciones dividieron a la opinión pública. Algunos le defendieron, asegurando que confían en su versión de los hechos. Otros apoyaron a la joven, reclamando mejores condiciones para los participantes en producciones musicales.
Kiko no quiere seguir alimentando la polémica. Afirma que ahora se centrará en sus próximos proyectos y en disfrutar del verano junto a Irene Rosales. Espera que con el tiempo la verdad salga a la luz y el tema quede cerrado.
Por ahora, su frase “el problema es la clase de la gente” se ha convertido en la más comentada de la semana. Resume la postura firme que ha adoptado en este asunto. Y deja claro que, para él, lo ocurrido tiene más que ver con actitudes que con hechos reales.