Desde que su rostro empezó a brillar en la pantalla de TV3, Júlia Peguera ha conquistado al público con su simpatía y profesionalidad. Sin embargo, en los últimos días ha sido por una faceta diferente que ha acaparado titulares: su vida personal y su relación pública con su pareja, el también periodista Enric Botella. El telón se corre y lo que se esconde detrás va mucho más allá de un romance de medios.
Equilibrios bajo la lluvia en Cruïlla
En un parque tan emblemático como el Fòrum, durante el Festival Cruïlla, Júlia y Enric protagonizaron escenas llenas de ternura. Entre chapoteos, risas y lluvias veraniegas, la reportera no solo brilló disfrutando de la música, sino que también sorprendió a los espectadores con una habilidad poco común. Hizo equilibrios con un vaso de cerveza sobre su cabeza mientras bailaba. Una proeza divertida que incluso compartió en redes con comentarios jugosos, donde hablaba de pasar de una “hipnosis techno-gallega” a entonar himnos del rock, todo “bien acompañada, hasta el año que viene”.
Amistad de Mireia Oriol y Núria Moliner
Enriquece el relato la presencia de caras cercanas al medio audiovisual catalán. Mireia Oriol, colega de Júlia e intérprete conocida por su papel en Soy Nevenka, no se perdió la cita musical. Además, se dejó ver la presentadora Núria Moliner, amiga íntima de la comunicadora. Su complicidad es visible, y fue precisamente este entorno de confianza el que nutrió los momentos más auténticos del fin de semana. La algarabía y la conexión con el entorno, en realidad, fueron los grandes protagonistas.

La publicación de Júlia obtuvo un notable respaldo en redes. No se trata solo de elogios. Muchos seguidores aplaudieron su naturalidad. Comentarios alababan que no necesitara fingir ni encajar en moldes: “es una crack”, “qué energía tan positiva”, celebraban. Y, sin duda, la foto con Enric fue el centro de atención romántica del festival.
Nuevo capítulo para la pareja mediática de TV3
La relación entre Peguera y Botella ha madurado frente a las cámaras. Compartieron largas temporadas en Tot es mou, hasta que Enric decidió dar un giro. Dejó el programa y se centró en la redacción digital. Esa separación profesional no ha afectado su vínculo personal. En lugar de generar distancias, acentuó la solidez de una relación construida sobre respeto y admiración mutua.
Un sueño de diversión, amistad y amor
Este fin de semana en Cruïlla no solo encendió los decibelios de las actuaciones, también iluminó una historia de amor sencilla, con risas, complicidad y gestos espontáneos. Júlia y Enric han demostrado que ser figuras de la pequeña pantalla no impide disfrutar de instantes tan auténticos y alegres en un festival.

Su historia, lejos de convertirse en mera anécdota viral, ha encajado en un relato tangible y emocional. Con la temporada televisiva en receso, este verano se perfila como un punto de inflexión del estudio al festival, de momento, también de la mano.