Una mujer con cabello largo y oscuro sonríe mientras está sentada en un sofá, con un fondo azul y plantas decorativas.

La jugada de Meghan Markle que demuestra su ambición ilimitada

Su propuesta fue rechazada por la reina Isabel II

Desde que Meghan Markle y el príncipe Harry decidieron dejar atrás sus funciones como miembros de la familia real británica y trasladarse a Estados Unidos, no han dejado de surgir teorías sobre los verdaderos motivos de aquella ruptura. Aunque gran parte de la atención se había centrado en la adversa relación con los tabloides y las presiones de la Corona, nuevos datos apuntan a la ambición de la actriz estadounidense como un factor decisivo en este paso.

Una de las informaciones que más eco ha tenido en la prensa británica es la sugerencia que Meghan y Harry habrían hecho a la reina Isabel II poco antes de abandonar su posición en la realeza. Tal y como explica la experta real Jane Barr en el boletín De Berkshire a Buckingham, la pareja pretendía compaginar sus compromisos oficiales como duques con la posibilidad de llevar a cabo actividades remuneradas de forma independiente. De ese modo, deseaban ser “mitad dentro, mitad fuera” de la Corona. Sin embargo, la difunta soberana habría rechazado en rotundo esta propuesta, lo que finalmente empujó a los Sussex a dar el portazo definitivo y mudarse a Norteamérica.

Una mujer con gafas de sol en la mano y un hombre con barba están al aire libre en un día soleado.
Meghan Markle y el príncipe Harry | Lecturas, XCatalunya

La ambición de Meghan, clave en la decisión

La propia Barr comenta que esta oferta no se ajustaba a los parámetros habituales de la monarquía británica. Si bien hay miembros de la familia, como las princesas Beatriz y Eugenia, que compatibilizan empleos privados con ocasionales actos reales, la relevancia pública de Harry y el interés de Meghan por mantener su estatus de “estrella” frustraron cualquier posibilidad de limitarse a un papel secundario. Conocida por su carrera televisiva en Hollywood antes de contraer matrimonio, Meghan habría visto en la vida palaciega un corsé a sus aspiraciones, algo que chocaba con el ideario de la reina.

Para Harry, en cambio, la situación resultaba aún más compleja, dado que no era un nieto cualquiera, sino el hijo de quien pronto se convertiría en rey, Carlos III. Esto lo situaba en una posición más mediática y relevante que, según la experta Barr, siempre lo dejó en el rol de “repuesto” —una definición que a él mismo parecía mortificarle—. Por ello, la propuesta de un estatus semioficial encajaba en su afán de escapar de esa etiqueta, pero a la vez conservar parte de los privilegios de la Corona.

Una pareja vestida formalmente sonríe mientras camina al aire libre.
Meghan Markle y el príncipe Harry | E-Noticies, XCatalunya

El contraste con otros miembros de la familia

Comparados con los primos de Harry, como Beatriz y Eugenia de York, su plan sonaba casi inédito. Es cierto que ambas hijas del príncipe Andrés viven alejadas de buena parte de los focos y desempeñan profesiones independientes, pero nunca han tenido la atención ni la relevancia en la línea de sucesión que recae sobre Harry. A ojos de Barr, Meghan no habría estado conforme con la “tranquilidad” de esa vida paralela, muy ligada a la discreción y a un bajo perfil mediático.

Tras la negativa de la reina Isabel II, la decisión final de Meghan y Harry fue dar un paso que muchos consideraron sorprendente. El Megxit, nombre con el que se popularizó la partida de los duques de Sussex, supuso un auténtico terremoto mediático. A la postre, la publicación de la biografía de Harry añadió más tensión y revelaciones sobre su visión de la realeza británica, alimentando la sensación de que la pareja anhelaba desprenderse de las restricciones institucionales para forjar su propio camino.

Los viajes del matrimonio a zonas empobrecidas, mientras mantienen un estilo de vida muy lujoso en Estados Unidos, han reforzado la idea de que la búsqueda de relevancia y la imagen pública de Meghan forman parte de una estrategia consciente. Son acciones que, en opinión de determinados sectores de la prensa británica, contrastan fuertemente con la discreción que se esperaría de exmiembros de la realeza.