En los últimos días ha saltado una noticia que ha despertado muchas preguntas sobre los límites del apoyo institucional hacia Iñaki Urdangarin. Y es que el exduque de Palma, conocido por su vinculación histórica con la Familia Real y las controversias del caso Nóos, se ha quedado sin el coche que utilizaba habitualmente en Vitoria. ¿Qué hay detrás de esta decisión de Zarzuela? Aquí desgranamos la historia y sus implicaciones.
Lo ocurrido: la retirada del Volvo XC60
Hasta hace apenas unas semanas, Iñaki Urdangarin circulaba por Vitoria a bordo de un Volvo XC60, un SUV de alto nivel valorado en alrededor de 70 000 €, que estaba domiciliado en el Palacio de la Zarzuela y registrado en marzo de 2024, justo tras sellarse su divorcio con la infanta Cristina.
La revelación de este vehículo ha sido interpretada por la prensa como una señal de un trato privilegiado por parte de la Casa Real, sobre todo al vincularlo a su nueva pareja, Ainhoa Armentia. Sin embargo, según fuentes cercanas al entorno de Zarzuela, la institución ha decidido revisar su relación con Urdangarin y con ello también ha procedido a retirar el coche.

Por este motivo, Urdangarin ha tenido que sustituir el elegante Volvo por un Nissan mucho más modesto, a juicio de quienes lo rodean, un acto simbólico para remarcar que ya no goza de respaldo institucional.
El entorno de la Casa Real opina
La Casa Real, a través de comunicados no oficiales, sostiene que la medida busca marcar distancias con Urdangarin, subrayando que ya no forma parte del núcleo de la institución y que sus privilegios ya no son compatibles con los protocolos reales.
Por su parte, fuentes próximas a Urdangarin y Ainhoa Armentia se limitan a describir el cambio como una “simple transición logística”. Tras la retirada del vehículo, se les ha visto usando un coche de líneas discretas, sin anuncios ni declaraciones públicas al respecto.

En redes sociales, la noticia ha causado revuelo. Una información de MSN España en X lo resumía así: “Zarzuela le requisa el coche a Iñaki Urdangarin con el que paseaba a Ainhoa Armentia por Vitoria”.
Algunos rumores apuntaban a que la infanta Cristina seguía costeando las cuotas del Volvo, lo que alimentaba aún más la idea de que Urdangarin mantenía una vida acomodada financiada por su exesposa y, por extensión, por el entorno real. Zarzuela habría decidido intervenir para frenar esa narrativa.
¿Y ahora qué?
Iñaki Urdangarin ha asumido el cambio sin hacer ruido – un reflejo del estilo bajo perfil que ha adoptado desde que cumplió su condena. Ha centrado sus esfuerzos en el coaching, sus hijos y su relación con Ainhoa, evitando declaraciones polémicas.

Esto choca con su anterior presencia: viajes internacionales, uso de vehículos de lujo y cierto boato, muy ligado a su pasado privilegiado dentro de la órbita real. Hoy, el volante de un coche más modesto confirma simbólicamente su transición hacia una nueva etapa.