Este fin de semana, durante su habitual escapada veraniega a Sanxenxo, el rey emérito Juan Carlos I protagonizó una escena que mezcla fisiología, orgullo y preocupación. Lo que comenzó como una salida nocturna rutinaria con su círculo más íntimo se transformó en un episodio que ha vuelto a poner en el foco su estado de salud y la dinámica familiar tras su veto a la fiesta de Zarzuela. ¿Qué ocurrió realmente?
Un percance médico
Juan Carlos I disfrutaba del ambiente nocturno de Sanxenxo el pasado sábado, tras un viernes en Zarzuela y una comida reservada. Según informaciones de medios locales, el emérito cenó con amigos hasta entradas la madrugada, cuando sufrió un fuerte dolor en las piernas que lo impedía caminar con normalidad.
A pesar de las recomendaciones médicas, el rey se negó a utilizar la silla de ruedas que suelen ofrecerle, insistiendo en seguir a pie aunque tampoco quería usar bastón. Esta decisión derivó en un estado preocupante que obligó a moderar su desplazamiento en compañía del equipo que lo asistía.

Llevaría tiempo en Galicia
Desde mediados de mayo, Juan Carlos I lleva una agenda discreta en Galicia: seis días en Sanxenxo, navegación y encuentros con su hermana Margarita, y un intento frustrado de conciliación legal con Miguel Ángel Revilla.
Ahora los periodistas están a la espera de ver si el emérito acude al cumpleaños de su hija, la Infanta Cristina, que cumple 60 años. Su hijo y rey, el Rey Felipe VI, siguiendo instrucciones de la Reina Letizia (que es quien manda realmente) le habría prohibido la participación.
Cada vez peor
Desde el entorno más cercano de Juan Carlos I han indicado que el dolor muscular y el deterioro de las extremidades son consecuencia de su avanzada edad y actividad prolongada durante la cena. No obstante, este empeño en rechazar la silla de ruedas refleja la habitual terquedad del emérito, acostumbrado a mantener su independencia, aunque resulte contraproducente.

La Casa Real, por su parte, no ha realizado comentarios directos sobre este incidente concreto. Sin embargo, fuentes médicas consultadas por diversos medios destacan que en personas de su edad, el uso de ayudas técnicas no es signo de debilidad, sino de prevención. Y aunque el silencio oficial persiste, el episodio genera reacciones en redes, donde algunos usuarios expresan preocupación: más de uno lo ha descrito como “una mezcla de orgullo y autoexigencia” que roza la imprudencia.
Problemas de movilidad
Testigos relatan que no es la primera vez que Juan Carlos I fuerza su condición física por negarse a tomar descansos o usar dispositivos de ayuda. En esta ocasión, fue visto gesticular con dificultad, apoyándose en familiares y amigos, y mostrando claros signos de fatiga.
En redes circulan fotos y vídeos de TikTok y otras plataformas que lo muestran a la salida del local: tambaleante, con rigidez al caminar, sin hacer uso de la silla de ruedas. Estas imágenes han sido empleadas para argumentar la necesidad de una mayor atención a su bienestar, especialmente en entornos públicos.