Hace unas semanas os informábamos de que la actual pareja sentimental de Gerard Piqué, Clara Chía, había tomado la decisión de ir a los tribunales para acusar el acoso del paparazzi Jordi Martín.
Pues bien, se acaba de saber que Martín ha sido condenado a un año de prisión por dos delitos, uno de acoso y otro de lesiones, cometidos contra Clara. Según la resolución judicial de lo penal número 14 de Barcelona, al fotógrafo también se le ha impuesto una orden de alejamiento de Clara Chía y no podrá acercarse a menos de 1.000 metros de su domicilio y su lugar de trabajo durante un año y medio. Tampoco podrá ponerse en contacto con ella durante el mismo periodo de tiempo. Además de todo ello, el fotógrafo catalán deberá hacerse cargo de una indemnización de 10.000 euros por daños morales. Una suma a la que hay que añadir otros 3.130 euros por gastos sanitarios.
Jordi Martín es uno de los paparazzis más conocidos de la prensa rosa de Barcelona. Habitualmente relacionado con controversias de diversa índole, la ambición de Jordi y su supuesta falta de escrúpulos le ha generado numerosos problemas, no tan solo con relación a los famosos a los que ha conseguido cazar con su cámara, sino también por lo que respecta a compañeros fotógrafos o periodistas, con quienes ha protagonizado más de un altercado.
El paparazzi catalán por excelencia
A pesar de que, en un principio, se mostró optimista con respecto al caso, el resultado judicial lo ha dejado en una situación muy incómoda. Sin embargo, Martín no ha tardado a procurar salir del paso tras esta sentencia, justificando así su actuación: "Esta foto la hice a 400 metros de distancia, escondido en un bosque sin invadir ninguna propiedad privada, como así se ha dicho recientemente. Confío plenamente en la justicia española. Llegaré hasta la última instancia para demostrar mi inocencia".
Jordi Martín es el ejemplo más concreto de la figura de "paparazzi", un término cuyo origen se encuentra en el personaje Paparazzo -interpretado por Walter Santesso- de la película La dolce vita, que dirigió Federico Fellini en 1960 para convertirla en todo un clásico del séptimo arte. La función de este personaje era la de ser un fotógrafo entrometido. A partir de entonces, el término empezó a asociarse a este oficio gracias a la película y a su gran repercusión internacional.
Si bien los famosos o personajes mediáticos deben ser conscientes de la poca privacidad con la que pueden contar a partir del momento en el que su fama adquiere una gran dimensión, también es cierto que existen ciertos límites morales que, en ocasiones, muchos fotoperiodistas no suelen respetar y van mucho más allá de cualquier comportamiento racional. En cualquier caso, aquí está esta sentencia que pone en alerta el traspaso de esos límites.