En una de las entregas más emotivas de la temporada, Jordi Cruz compartió con Arnau París, actual presentador de Cuines, palabras cargadas de orgullo y sinceridad. Así, lo que empezó como una relación de alumno y profesor ha evolucionado en camaradería profesional, dejando una imagen del chef con gran calado emocional y respeto mutuo, incluso fuera de los focos.
Un reconocimiento cargado de historia y sentimiento
Cruz, el exigente, pero respetado jurado de MasterChef, sorprendió a París con una confesión inesperada: “Te he visto nacer, y te veo cocinando y veo que te haces mayor, y me hace mucha ilusión. Estoy orgulloso de ti, y no lo digo porque haya cámaras en frente”. Fue un momento genuino que disipó la habitual dureza del chef, que históricamente exige excelencia en los fogones.
Este reconocimiento tiene raíces. Su relación comenzó en la novena temporada de MasterChef, cuando Jordi fue contundente con Arnau durante el concurso, y tras su victoria, París pasó una temporada formativa en el restaurante. Fue allí donde Cruz lo “paró en seco”, ofreciendo una lección en humildad: “Cuando salí del programa iba muy flipado y él me paró los pies”.

De alumno irritante a presentador respetado
Tras ganar MasterChef, Arnau pasó de ser un "friqui de la cocina", en palabras propias, a convertirse en uno de los rostros de referencia en TV3 gracias a Cuines. Su enfoque “pim‑pam” de platos rápidos y de calidad conectó con el público, logrando audiencias en torno al 27–30 %.
En su colaboración con Cuines, ha reforzado esa idea. Se ha convertido en alguien que da recetas asequibles, con estilo y sin renunciar al buen gusto. Y aunque su agenda frenética no le permite abrir restaurante, ha continuado en el mundo gastronómico a través de su aceite de oliva, libros y showcookings.
Más allá de la exigencia
Jordi Cruz, con más de 30 años de trayectoria y varias estrellas Michelin, admitió una faceta menos conocida en la reciente charla. Tras tantos años en la cresta del éxito, ahora valora más el tiempo con su familia. Aunque reconoce que sigue obsesionado con su trabajo, aspira a un equilibrio donde su vida profesional y personal estén más armonizadas.

Además, confesó que su exigencia en televisión no es caprichosa. Es el reflejo de una trayectoria de esfuerzo constante. Tal como explicó, “las estrellas son consecuencia de trabajar mucho”.
En RAC1, Arnau reconocía sin tapujos cuánto le influyó Jordi: “Gracias a él me he dado cuenta de muchas cosas”. Mientras, en el pódcast “La Prórroga” explicó también lo impactante que fue para él en el ámbito económico ganar MasterChef. Ganó 100.000 € -de los cuales, tuvo que abonar 25.000 € de IRPF sobre su premio.
Más que cocina, vínculo humano
Este episodio en Cuines simboliza algo más que una colaboración profesional. Es la prueba de que las relaciones mentor-alumno pueden fortalecerse con el tiempo y la madurez. Jordi Cruz, el implacable jurado, se ha convertido en un padre profesional que reconoce el camino recorrido por Arnau. Y París, el alumno humilde que absorbió cada corrección, se ha transformado en un compañero de fogones con voz propia.