Durante el solemne funeral del papa Francisco en la Plaza de San Pedro, un gesto captado por las cámaras ha generado un intenso debate en círculos diplomáticos y mediáticos: el saludo entre la reina Letizia y el expresidente estadounidense Donald Trump.
El esperado encuentro
El funeral, que congregó a más de 200.000 personas y a líderes de todo el mundo, situó a los reyes de España, Felipe VI y Letizia, en la primera fila, junto a Donald y Melania Trump.
Aunque inicialmente se esperaba que los Trump se ubicaran detrás de las casas reales europeas, la disposición final los colocó junto a los monarcas españoles, separados únicamente por el presidente de Estonia, Alar Karis.

En este contexto, el saludo entre la reina Letizia y Donald Trump fue breve y formal. Letizia, vestida de riguroso luto con mantilla negra y un broche histórico de la reina Victoria Eugenia, ofreció una sonrisa comedida al estrechar la mano de Trump. El gesto fue interpretado por algunos expertos en comunicación no verbal como una muestra de cortesía diplomática, sin indicios de cercanía personal.
La opinión de los expertos
María José Gómez Verdú, experta en protocolo, explicó que la ubicación de los Trump junto a los reyes no representó una ruptura del protocolo, sino una adaptación para favorecer la armonía institucional y política.
"La frialdad del saludo de la reina Letizia, dejando a Melania Trump desubicada, es una acción cuidadosamente medida", ha asegurado la experta. Queda claro que Letizia Ortiz siempre quiere tenerlo todo bajo control e imponerse a los demás.
No en vano, su suegro, la bautizó con el mote de "Marquesa de Tolosa". Porque 'todo lo sabe'. Es muy conocida la animadversión entre la actual reina española y Juan Carlos I.

Por su parte, el experto en lenguaje gestual Julio García Gómez analizó el saludo entre Letizia y Melania Trump, describiéndolo como "dominante" por parte de la reina española. Según García Gómez, Letizia sujetó la mano de Melania desde abajo hacia arriba, un gesto que transmite control y confianza, aunque no es habitual entre mujeres en este tipo de encuentros.
Además, se destacó que Donald Trump optó por un traje azul oscuro en lugar del negro tradicional, lo que generó críticas por parte de algunos observadores que consideraron que no respetó plenamente el protocolo de vestimenta del Vaticano.