Una persona sonriente en primer plano con un emoji de enojo superpuesto y un fondo de cocina con chefs trabajando.

Maria Nicolau confiesa algo que le enfada mucho

Su reacción en redes te sorprenderá

María Nicolau no es una cocinera cualquiera. Es una mujer que ha hecho de la cocina un lenguaje para pensar, emocionar y hasta enfadarse. En un tiempo en que todo parece acelerado, Nicolau propone lo contrario: fuego lento, reflexión, raíces. Su forma de hablar —y de escribir— tiene algo de fogón antiguo, de olla de hierro que nunca se vacía del todo, porque siempre guarda algo para el día siguiente.

Una chef que no cocina solo platos

Además de ser cocinera, María es divulgadora, escritora y activista cultural. Se ha convertido en una referencia en Catalunya no solo por lo que cocina, sino por cómo lo cuenta. En sus libros, como Cuina! o barbàrie, y en sus columnas y entrevistas, mezcla el aceite con la política, la harina con la identidad, el pan con la dignidad. Lo suyo no es solo gastronomía, es una mirada crítica hacia el mundo, contada desde la cocina.

Una persona con expresión de sorpresa o duda está superpuesta sobre una imagen de sopa con un gran signo de interrogación rojo.
Maria Nicolau y varios ingredientes para hacer un buen caldo | TV3, XCatalunya

Habla de la importancia de los platos humildes, de no perder el conocimiento de las abuelas, de resistirse a la banalización de la cocina en los realities. Defiende el valor del producto de proximidad, de la temporalidad de los alimentos, de esa sabiduría ancestral que está a punto de esfumarse entre envases de plástico y algoritmos de receta rápida.

Fuego que arde por dentro

Quien haya escuchado alguna vez a Nicolau sabe que no es de medias tintas. Tiene una voz contundente, de esas que no se callan ni por protocolo ni por miedo. Denuncia la precariedad del sector, la romantización del sufrimiento en la hostelería, y el machismo que aún sigue incrustado en demasiadas cocinas profesionales.

Y todo eso lo hace con la energía de quien no ha estudiado comunicación, pero comunica mejor que muchos. Porque se nota que habla desde el estómago, desde la experiencia, desde las manos que han pelado miles de cebollas y saben que llorar forma parte del proceso.

Una persona con camiseta rosa sostiene un limón frente a un fondo de huevos y una imagen de un sándwich de tortilla.
Maria Nicolau Una persona con camiseta rosa sostiene un limón frente a un fondo de huevos y una imagen de un sándwich de tortilla. | TV3, XCatalunya

El enfado más inesperado

Pero lo más sorprendente de María Nicolau no es solo su discurso profundo, ni su capacidad para emocionar hablando de escudella o de calçots. A veces, también se enfada por cosas pequeñas. Detalles minúsculos. Irritaciones aparentemente inofensivas que, sin embargo, dicen mucho de su carácter y de su obsesión por la armonía en los gestos cotidianos.

Porque a María Nicolau no solo le molesta la injusticia o la frivolidad...
Le cabrea profundamente cuando la taza y el platito del café o de la infusión no encajan.

Para María Nicolau, cocinar es cuidar. Y cuidar es también fijarse en lo pequeño. Por eso, cuando una simple taza no encaja con su platito, se rompe la armonía. No es una manía sin más, es una declaración de principios: si fallamos en los detalles, ¿cómo vamos a construir algo grande? La belleza, como el buen caldo, se cuece en lo aparentemente insignificante.