La noche empezó como tantas otras en el restaurante más televisivo. Risas nerviosas, cartas de vino y promesas de segundas oportunidades. Pero bastó una frase para que el ambiente cambiara de golpe y la cita se volviera tema nacional. El episodio, emitido a comienzos de agosto, ya recorre redes y tertulias con un dilema que incomoda y emociona a partes iguales.
El protagonista es un viudo de la rutina y fiel al romanticismo. La sorpresa llegó cuando, al presentarse, explicó su situación personal. La mesa dejó de ser un juego de seducción para convertirse en un espejo de preguntas que muchos prefieren no mirar.
La confesión de Francisco que descolocó a Helena
Francisco, 87 años, llegó a “First Dates” asegurando que no soporta la soledad. Ha pasado por cuatro matrimonios y se define como “animal de pareja”. Su esposa actual, explicó, vive desde hace un año en una residencia porque padece Alzheimer y los médicos desaconsejan la convivencia en casa.

Por eso, dijo con calma que decidió volver a intentarlo en el amor. Lo explicó como quien ha ensayado la frase mil veces antes de atreverse a pronunciarla en voz alta. La reacción de su cita, Helena, fue inmediata. Ella había llegado ilusionada, pero la palabra “casado” cambió sus planes.
Después de la sorpresa inicial y con el ambiente cordial, marcó una línea clara. Primero los papeles y luego romance. No quiso continuar si él no resolvía su situación legal, pero la tensión creció cuando Francisco insinuó verse fuera del programa. Su compañera mantuvo el no, con educación y firmeza.
Carlos Sobera intervino, con su pericia habitual, preguntando lo que todos pensaban. El presentador escuchó la explicación de Francisco, que insistió en que sus hijos apoyan su felicidad y que no quiere seguir solo. El restaurante, ya en silencio, entendió que la cita había cruzado el territorio de lo íntimo.

El vídeo se hizo viral y las redes convirtieron la cita en un plebiscito emocional
El clip corrió por Instagram y X en cuestión de horas. En un reel muy compartido se escucha a Francisco explicar por qué sigue “casado” mientras busca compañía. El fragmento, breve y contundente, disparó los comentarios. Unos le reprochan “sustituir” a su esposa.
Otros empatizan con la soledad, el desgaste del cuidador y la dureza del Alzheimer. Pocas veces “First Dates” había dividido tanto. Medios especializados retrataron el choque con detalle. Subrayaron la frase que encendió la mecha y la negativa de Helena a seguir adelante mientras él no reordenara su vida civil.
El programa ha probado otras fórmulas de relación, pero la enfermedad de por medio introduce una dimensión ética compleja. Aquí no hablamos de un triángulo pactado, sino de un vínculo truncado por la memoria que se apaga.

Segunda oportunidad o punto final
La televisión, tantas veces acusada de frivolidad, esta vez abrió una conversación adulta. La de la fidalidad cuando la mente enferma borra la biografía compartida. Con el Alzheimer como telón de fondo, ponía en debate dónde termina el deber cuando hay una patología que desarma familias y rompe rutinas sin pedir permiso.
De la mesa no salió un “sí, quiero”, sino un aviso. Si Francisco quiere avanzar con Helena, tendrá que resolver antes su estado civil. Si se reencuentran, será con normas nuevas. Si no, quedará como uno de esos episodios que obligan a mirar más allá del entretenimiento y pensar en cómo cuidamos, cómo amamos y cómo nos despedimos.