Un hombre con traje oscuro habla en un podio mientras una flecha roja señala hacia un círculo con la imagen de una mujer de cabello largo y suelto

Emmanuel Macron la lía con Kate Middleton

La actitud del presidente de Francia no gustó nada al Príncipe Guillermo

Durante la cena del 8 de julio, organizada por el rey Carlos III en honor a la primera visita oficial de un jefe de Estado francés desde 2008, Emmanuel Macron y Kate Middleton se sentaron juntos por protocolo.

En un brindis cargado de simbolismo, el presidente francés, tras ayudar a Kate con su silla, le alzó la copa y le guiñó un ojo. El instante fue captado por fotógrafos y en pocas horas se viralizó en plataformas como X, TikTok e Instagram.

La excelencia de Kate en su regreso no pasó desapercibida, pero el gesto de Macron se convirtió en el centro del debate. Mientras unos consideraron su actitud una muestra divertida de complicidad, otros —incluida la comentarista Angela Levin— lo describieron como “extremadamente grosero” y fuera del protocolo.

Pareja vestida de novios sonríe mientras el hombre sostiene un plato dibujado en el aire
Kate Middleton y el Príncipe Guillermo | heyrabbiticons, XCatalunya, The Royal Family Web.

Un retorno radiante de Kate tras su batalla personal

Para la princesa, esta fue su primera gran aparición pública desde que anunció su diagnóstico de cáncer hace más de un año. Su presencia en el banquete fue confirmada apenas 90 minutos antes de arrancar la gala.

Deslumbró con un vestido de seda roja firmado por Sarah Burton para Givenchy, acompañado de la icónica tiara Lover’s Knot, reliquia de la princesa Diana. Un acto lleno de simbolismo: no solo su retorno al entorno real, sino también una declaración de fuerza y elegancia tras haber superado un periodo complicado.

Reacciones oficiales y contraste cultural

Desde el palacio real se recalcó que no existía infracción alguna contra el protocolo, pues no hay normas estrictas para el gesto social, siempre que sea respetuoso.

Dos mujeres sonrientes con fondo morado.
Kate Midlleton y Megan Markle | XCatalunya, @theroyalfamily, Canva Creative Studio

En redes se subrayó la ausencia de un manual rígido: “No hay códigos obligatorios”, indicaron fuentes oficiales, mientras se debatía si era solo un guiño amistoso o un gesto fuera de lugar.

Analistas en medios como The Royal Observer destacaron el contraste entre la actitud “efervescente y encantadora” de Macron y la de su esposa Brigitte, cuya semblanza se catalogó como fría o distante durante el evento. Se añadió también que el rey habló sobre la unión cultural franco-británica, mientras Macron brindó enfatizando la necesidad de permanecer unidos frente a desafíos actuales.

El significado en clave personal y público

Más allá del propio gesto, este momento refleja un cruce de códigos culturales y diplomáticos. En Francia, un guiño puede interpretarse como complicidad o complicidad amistosa, mientras que en el entorno británico real deja entrever barreras invisibles de etiqueta.

Por otro lado, la aparición de Kate, vestida de rojo pasión y con joyas de alto valor simbólico, sirvió para quitar el foco a incidentes previos: desde la polémica reacción distante de Brigitte al salir del avión hasta una caída de equipaje del convoy francés.

¿Una anécdota o algo más?

Así, la gala se transformó en una puesta en escena doble: diplomacia y espectáculo mediático. La pregunta que muchos se hacen ahora es si este espontáneo gesto marcará un cambio en la relación pública de los Macron o si será simplemente recordado como una anécdota cruzada con la recuperación de la princesa.

¿Será que Buckingham y el Elíseo sopesan disfrutar de complicidad desenfadada, o este guiño marcará una nueva mate­ria de debate sobre los límites del protocolo real?

Un hombre sonriente con traje azul y una mujer de expresión seria con chaqueta verde posan frente a un edificio antiguo.
Príncipe Guillermo y Kate Middleton | XCatalunya, The Royal Family Web.

En cualquier caso, queda claro que Kate Middleton volvió con fuerza tras su batalla personal. Un vestido rojo, una tiara emblemática y el inesperado guiño de Macron transformaron lo que debió ser una cena centrada en la política en un episodio que seguirá dando que hablar.