La noche del viernes 11 de julio, en plena final de Tu cara me suena, la catalana Gisela Lladó vivió uno de los momentos más significativos de su trayectoria reciente. Después de una edición cargada de emociones —con récords de audiencia en España y en Catalunya— llegó un golpe personal para la artista.
Se confirma su separación del fotógrafo José Ángel Ortega Mora, su pareja desde 2012 y padre de su hijo Indiana, nacido hace dieciocho meses. Ese instante en plató no fue casual. La elección de la canción “Nothing Compares 2 U”, de Prince, interpretada a lo P!nk por Gisela, encajaba perfectamente con un momento personal delicado.
Tanto el presentador Manel Fuentes como su compañero jurado, Àngel Llàcer, subrayaron el componente emocional del tema: “Tiene una carga sentimental… si no me traiciona la emocionalidad…” dijo Fuentes, y la emoción se adueñó de la cantante.

La separación: señales tras el directo
A la misma hora del directo, algunos medios de comunicación empezaron a contar en exclusiva que Gisela y José Ángel habrían decidido dar por terminada la relación. Una señal clara: el fotógrafo ha borrado de su Instagram todas las publicaciones con Gisela, manteniendo únicamente aquellas en las que aparece con el pequeño Indiana.
Asimismo, el silencio de José, que declinó hacer declaraciones y pidió “comprensión” sin añadir detalles, refuerza la discreción con que ambos afrontan este difícil momento.
De origen discreto a una vida familiar consolidada
La historia de su historia de amor comenzó en 2012. A pesar de no estar constantemente en redes, José Ángel siempre fue el pilar de Gisela, apoyándola en momentos duros como la muerte de su padre, o durante el embarazo. En su Instagram, ella lo definía como generoso y familiar; él la acompañaba en cada paso, sin buscar protagonismo.
La pareja eligió vivir su embarazo y nacimiento con discreción, pero compartieron su felicidad con seguidores y prensa especializada, mostrando la complicidad de una pareja que aspiraba a una familia sólida.

¿Por qué ahora?
Es inevitable asociar esta ruptura a la intensa experiencia que ha supuesto TCMS para Gisela. En plató, la artista reconoció que el concurso ha sido un “salvavidas” para superar asuntos personales. Pero también que rebrotaban sentimientos guardados, especialmente al cantar temas tan íntimos como el elegido para la final.
Sin embargo, sin declaraciones oficiales, todo se basa en las señales entre líneas: la emoción evidente, las ausencias en redes, y la neutralidad de su entorno. Fuentes cercanas al programa coinciden en que “no es una elección al tun-tun”, sino un reflejo vivo de lo que atraviesa Gisela.
¿Qué camino seguirán los protagonistas?
Aunque sigue sin haber confirmación oficial, varios expertos en prensa rosa coinciden en que es una separación madura: siguen compartiendo la custodia de Indiana y, según algunas fuentes, mantienen una relación cordial por el pequeño. Tampoco se han detectado publicaciones de reproche o gestos dramáticos: altas dosis de discreción y respeto mutuo parecen haber imperado en su camino hasta aquí.
¿Y ahora qué?
Gisela cierra este capítulo con un golpe emocionalmente, pero también respaldada por un entorno que sabe lo que vale: tanto su familia como el equipo de Gestmusic han mostrado discreta cercanía. ¿Cómo afrontará esta etapa vital? ¿Se apoyará en la música, en proyectos nuevos, o incluso en la maternidad?
Solo el tiempo lo dirá. Pero lo que sí está claro es que la audiencia y los medios seguirán atentos. Gisela ha demostrado en esta edición de TCMS que, incluso en la adversidad, su voz y su alma llegan a los espectadores. Y eso, en el corazón del espectáculo, es oro.