A sus 56 años, la periodista y escritora aragonesa ha anunciado que contraerá matrimonio por cuarta vez. Tras tres esposos varones, ahora se casará con una mujer, concretamente con una amiga de su etapa como estudiante en el Sagrado Corazón de Zaragoza.
Fallarás es colaboradora habitual del programa de referencia de TV3, Tot es mou. Como ya hemos ido destacando en diversas ocasiones, el espacio que conduce Helena García Melero, se ha convertido en uno de los programas más exitosos de la cadena. Y ello se debe a su gran dinamismo, al carisma y profesionalidad de Melero, y al gran acierto en el fichaje de colaboradores, siendo Cristina Fallarás uno de sus grandes ejemplos.
El pasado 2 de abril, en la contraportada de El País, se publicaba una entrevista con esta intransigente y activista zaragozana, gracias a la cual todavía ha incrementado más el poder de su repercusión mediática. Fallarás quiso que la entrevista se realizara en su casa, su espacio de confort y donde se siente más realizada.
Nos casamos, pero cada una en su casa
Ha sido precisamente durante este reportaje del citado periódico, donde Cristina Fallarás ha hecho pública la decisión de volver a pasar por el altar: "Duermo de maravilla. Cuando dejas los tóxicos… Personas y sustancias. Fíjate, después de tres maridos me caso ahora con una mujer. No publiques que me caso con una mujer. Venga sí, puedes decirlo: me caso con una mujer, claro que sí. Después de tres maridos. ¡Feliz de la vida! Me di cuenta de que, de forma natural, quería avanzar con mujeres porque es con quienes me siento ligada, con quienes tengo muchas cosas en común y, sobre todo, con quien no tengo que discutir todo el rato cosas que considero básicas. Eso hizo que surgiera… pues una relación con una mujer. Una compañera del colegio del Sagrado Corazón[en Zaragoza]. ¡Qué divertido! No conviviremos en la misma casa, pese al matrimonio. Cada una tiene sus espacios, sus respetos, su intimidad".
Sus decisiones y su forma de entender y vivir la vida son todo un ejemplo de libertad personal. A Cristina Fallarás no se la puede hacer callar, porque siempre sigue fiel a su compromiso de hablar alto y claro, sin censuras ni imposiciones. Le suspendieron su cuenta de Instagram en la que solía publicar relatos protagonizados por mujeres que han sido víctimas de abusos sexuales -como ella misma, cuando tan solo era una niña-, pero lejos de desanimarla y tirar la toalla, todavía ha aumentado más su voz crítica y el llamamiento para desenmascarar a los agresores. Ella sigue con su movimiento activista, denunciando los postulados de la extrema derecha y en su lucha a favor de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres.