La memoria de la televisión es caprichosa y, a veces, cruel. Hay estrellas que parecen eternas hasta que una confesión nos recuerda cuánto duele desaparecer del foco. Eso ocurrió cuando Mercedes Milà visitó el loft de “Pasa sin llamar” en La 2, el show liderado por Inés Hernand, y dejó caer una verdad que explica muchas cosas de su trayectoria.
Tras ‘Dos por dos’, silencio y vértigo: la noche más larga de Milà
La periodista relató que, tras el final de “Dos por dos”, entró en un túnel inesperado. Durante cuatro años, según contó, nadie quiso contratarla porque la tachaban de “persona muy conflictiva”. En el plató, Milà comparó su carrera con el Guadiana, ese río que aparece y desaparece según la estación profesional.
La confesión se produjo en el programa emitido hace unas semanas, donde el formato de RTVE mezcló entrevista y juego con un tono entre íntimo y travieso. La 2 programa el espacio los sábados a las 23:00, reforzando su bloque de entretenimiento veraniego.

José Sámano, la red invisible: “Pagaba el supermercado y el piso”
El golpe laboral tuvo un coste emocional y, también, doméstico. Milà reconoció que, sin el apoyo de su pareja de entonces, el productor José Sámano, habría tenido que volver a casa de sus padres. Contó que Sámano cargó con la compra y el alquiler mientras ella esperaba otra oportunidad, un gesto que definió como decisivo para resistir el temporal. La propia presentadora ya había reivindicado en otras ocasiones la importancia de esa relación larguísima, que marcó su vida dentro y fuera de cámara.
Un juego incómodo y una respuesta viral: Wyoming se salva, Motos sale
La visita dejó otra escena comentada cuando Milà aceptó el reto del “salvar, nominar o expulsar” con tres nombres del prime time. Eligió salvar a El Gran Wyoming, nominar a David Broncano y expulsar a Pablo Motos, justificando que “no hay más remedio” ante la comparación impuesta por el juego.
El corte corrió por redes, con cuentas del programa compartiendo piezas desde Instagram y X, y medios especializados recogiendo el momento por su franqueza marca de la casa. El eco subrayó algo clave: Milà sigue generando conversación porque su criterio no tiembla, ni por afectos ni por modas.

Reinventarse sin pedir permiso: del reality a la entrevista con pulso propio
Para entender el impacto de su confesión, conviene mirar su mapa profesional sin tópicos. Milà sostuvo quince ediciones de “Gran Hermano”, donde construyó un estilo directo que aún divide y seduce por partes iguales.
Después encontró otra voz en “Scott y Milá”, un viaje emocional en Movistar+ que desembocó en “Milá vs Milá”, cierre elegante a décadas de entrevistas. En 2023 volvió a RTVE junto a Inés Hernand con “No sé de qué me hablas”, preludio del reencuentro actual en La 2. Su biografía audiovisual demuestra que los baches existen, pero también los retornos con sentido.
Fama, gratitud y oficio: el mensaje que queda cuando se apagan los focos
Milà defendió que la fama es poderosa y debe “repartirse y compartirse”, una ética que casa con su agradecimiento activo a cualquier propuesta.

Dijo que, recordando la etapa sin trabajo, ahora agradece hasta los encargos pequeños porque entiende cuánto pesa el vacío. Es una lección útil en la industria y fuera de ella, donde las etiquetas perduran más que los contratos.
¿Veremos a Mercedes llevando esa filosofía a un nuevo proyecto, lejos de la comodidad y cerca del riesgo controlado? Su paso por “Pasa sin llamar” deja claro que todavía no ha dicho su última palabra.