El rey emérito Juan Carlos I, quien celebró su 87 cumpleaños el pasado 5 de enero, se encuentra ante una encrucijada médica debido al deterioro de su salud y movilidad. Desde su exilio en Abu Dabi, su estado físico ha empeorado, y los especialistas le han propuesto someterse a una intervención quirúrgica para aliviar sus intensos dolores de cadera.
Un historial médico extenso
A lo largo de los años, Juan Carlos I ha enfrentado múltiples desafíos de salud. En 2012, sufrió una caída durante un viaje de caza en Botsuana, lo que resultó en una fractura de cadera y una posterior operación para implantar una prótesis.

Desde entonces, ha sido intervenido en numerosas ocasiones debido a complicaciones relacionadas con sus articulaciones y problemas de movilidad. Además, en 2019 se sometió a una cirugía cardíaca para la implantación de tres bypass aortocoronarios.
La propuesta de una nueva intervención
Recientemente, el equipo médico que supervisa la salud del monarca ha sugerido una nueva operación de cadera como posible solución para mejorar su calidad de vida. Esta intervención, que sería la decimoctava en su historial quirúrgico, se llevaría a cabo en Ginebra y tiene como objetivo reducir los dolores que lo han confinado a una silla de ruedas en los últimos meses.
Riesgos asociados a la cirugía
Sin embargo, la edad avanzada del rey emérito representa un factor de riesgo significativo. Los especialistas han advertido que, debido a sus 87 años, someterse a una anestesia general conlleva peligros considerables, y no hay garantías de que la operación logre una recuperación completa de su movilidad. La intervención está orientada principalmente a aliviar el dolor y mejorar, en la medida de lo posible, su calidad de vida, más que a restaurar plenamente su capacidad de movimiento.

Impacto emocional y familiar
El deterioro físico ha afectado también el estado anímico de Juan Carlos I. Según fuentes cercanas, el monarca experimenta episodios depresivos debido a su limitada movilidad y a la perspectiva de pasar sus últimos años en una silla de ruedas, una imagen que le resulta difícil de aceptar. Además, la incertidumbre sobre si podrá regresar a España o si pasará sus días finales en el extranjero añade una carga emocional adicional tanto para él como para su familia.
Sus hijos, especialmente las infantas Elena y Cristina, han mostrado preocupación por el estado de salud y el ánimo decaído de su padre. Ambas han viajado en múltiples ocasiones a Abu Dabi para acompañarlo y brindarle apoyo en estos momentos difíciles