La formación militar de la Princesa de Asturias había sido presentada como su gran apuesta por demostrar compromiso y valentía. Sin embargo, en las últimas semanas, ha saltado una alerta entre sus compañeros de buque: ¿le está pasando factura el rigor físico? Un rumor que, de confirmarse, podría poner en jaque la imagen de fortaleza que siempre se asoció a la heredera.
Malestar entre los compañeros
Durante su instrucción en la fragata Blas de Lezo, tras completar parte de su crucero en el Juan Sebastián de Elcano, varios guardiamarinas han comentado de forma anónima que la condición física de Leonor “es un desastre” y no tendría fuerza ni para disparar misiles.
Además, en el pasado mes, desde el Elcano se reportó que “no entrena, no hace ejercicio” y que su rendimiento no alcanzaba el nivel esperado.

Estas filtraciones no han sido oficiales, pero algunos medios aseguran que apercibieron a la Princesa por “no esforzarse lo suficiente” durante las pruebas físicas, y que ésta, a pesar de su dedicación intelectual, tendría problemas para cumplir con la exigencia física.
Sin embargo, hay otra cara de la moneda: otras fuentes indican que su relación con los compañeros es excelente, y que pese al esfuerzo físico, no ha abandonado un solo ejercicio ni sus compromisos a bordo.
Silencio y malestar en Zarzuela
Desde Casa Real no ha habido una respuesta directa sobre las críticas, pero en los últimos días se publicaron imágenes oficiales —por parte de Zarzuela— de Leonor realizando maniobras, protocolos y actividades físicas, como intención de silenciar los rumores por parte de fuentes internas.

Además, un experto en marca personal consultado por Telecinco destaca que se aprecia “una notable tonificación” en su aspecto físico tras casi dos años de formación militar: dos detalles que apuntan a una evolución positiva.
Formación militar: una tradición familiar
No es la primera vez que Leonor sigue los pasos de su padre y abuelo en la formación militar. En enero de 2025, embarcó en el Elcano para su crucero de instrucción por América Latina y Nueva York Posteriormente, continuó en la fragata Blas de Lezo, realizando tiro real y protocolos típicos de la Armada.
En Zaragoza, antes incluso del crucero, ya se le había asignado un entrenador personal para reforzar su capacidad física ante lo exigente del programa militar.

Ante estas dudas, los monárquicos se hacen las siguientes preguntas: ¿se trata de una chica en adaptación a un entorno exigente o de un problema real en su preparación física?
¿Seguirá mejorando y demostrando estar a la altura, o este capítulo marcará un antes y un después en su formación militar? Pronto lo sabremos.