Hansi Flick ha cerrado su primera temporada como entrenador del FC Barcelona con un éxito rotundo. Aunque no ha logrado levantar la Champions, su impacto en el club ha sido inmediato. El equipo ha recuperado la identidad, el carácter y, sobre todo, la alegría de competir.
Desde el primer día, el técnico alemán ha mantenido un perfil bajo, lejos de los grandes titulares o las frases para la galería. No ha necesitado aspavientos para ganarse al vestuario, a la prensa y a los aficionados. Su trabajo, sereno y riguroso, ha hablado por él.
Con Flick, el Barça ha vuelto a creer. Y ese cambio no solo se nota en los estadios, sino también en el día a día de la ciudad. El entrenador se ha integrado plenamente en la vida barcelonesa, y su presencia no pasa desapercibida.

Una temporada que ha cambiado la narrativa culé
El mérito de Flick no es solo haber ganado títulos, sino haberlo hecho partiendo desde un contexto muy adverso. Heredó un equipo roto emocionalmente tras años de fracasos europeos, con dudas en cada línea y una plantilla aún en transición. A diferencia de algunos de sus predecesores, el alemán no se ha quejado ni ha buscado excusas.
Tampoco ha señalado públicamente a jugadores o directivos. Ha asumido su rol con naturalidad, ha trabajado en silencio y ha devuelto el orden al club. El Camp Nou (cuando se ha podido usar) lo ha celebrado, y Montjuïc lo ha confirmado: Flick ha devuelto al Barça a la élite, sin necesidad de gritarlo. Y mientras lo hacía, también se ha ganado el respeto de quienes lo ven en otro entorno: los restaurantes.

El entrenador que también triunfa en la calle
Los vecinos del Upper Diagonal, en el distrito de Sarrià-Sant Gervasi, ya lo consideran "uno más". Flick no vive aislado ni rodeado de secretismo. Camina, come y saluda con la sencillez que lo caracteriza, y eso no ha pasado desapercibido. Los camareros que lo atienden coinciden en algo: Flick es discreto, amable y muy generoso.
Aunque domina el inglés con fluidez, suele hacerse pasar por menos competente para evitar discusiones innecesarias. Su elegancia también se nota fuera del campo. Algunos comparan su estilo con el de Pep Guardiola en su etapa en Barcelona. Otros incluso lo sitúan por encima en cuanto a cercanía y trato personal.
Dos locales que hablan maravillas de él
Una fuente reveló al diario ABC que Flick es uno de los clientes más queridos por los camareros del Upper Diagonal. La razón no es solo su comportamiento, sino también su generosidad con las propinas. “Nunca un entrenador del Barça había dejado tanto”, aseguran.
Este rasgo lo diferencia incluso de figuras históricas como Guardiola o Xavi, conocidos por frecuentar la misma zona. Flick no busca privilegios, pero tampoco escatima cuando se trata de valorar el trabajo de los demás. Un rasgo de liderazgo silencioso. Ahora, esos gestos han ayudado a cimentar su imagen como “el vecino perfecto”.
Los dos restaurantes favoritos de Hansi Flick en Barcelona
Lo más curioso —y revelador— llega al final: los dos restaurantes que Flick frecuenta son Semon, en la plaza de Sant Gregori Taumaturg (Turó Park), y Fleming Ultramarinos, en la avenida que lleva el mismo nombre. En ambos locales es cliente habitual. En Semon, un clásico reconvertido con terraza elegante, Flick disfruta de la cocina catalana con toques modernos.
Con menús que rondan los 60 euros y un ambiente relajado, Flick encuentra el equilibrio perfecto entre anonimato y conexión con la ciudad. Y, como dicen quienes lo atienden: “Deja mejores propinas que nadie”. Una muestra más de por qué, hoy por hoy, Flick es mucho más que el entrenador del Barça.