La calma que ha intentado mantener Buckingham Palace ha vuelto a tambalearse con fuerza. El motivo no es otro que el creciente protagonismo del príncipe Archie, el hijo mayor de Harry y Meghan Markle. Su posición dentro de la familia real británica se ha vuelto más delicada que nunca.
La situación no es nueva, pero ha escalado tras las últimas declaraciones de expertos en realeza. Según diversas fuentes, cuando el príncipe Guillermo ascienda al trono, tiene la firme intención de revisar el estatus real de sus sobrinos. Archie, que actualmente ostenta el título de príncipe, podría perder ese reconocimiento junto a su hermana Lilibet.

Desde marzo de 2023, Archie figura oficialmente como "Su Alteza Real el príncipe Archie de Sussex". Fue un cambio significativo, ya que hasta entonces solo se le conocía como Master Archie Harrison Mountbatten-Windsor. Esta modificación fue posible gracias a la ascensión de Carlos III, abuelo del niño, al trono.
Los títulos del príncipe Archie y su hermana penden de un hilo en Buckingham Palace
El mismo proceso ocurrió con su hermana pequeña, Lilibet Diana. En su caso, pasó de ser Lady Lilibet a "Su Alteza Real la princesa Lilibet de Sussex". Ambos títulos, aunque simbólicos, reflejan su posición dentro de la jerarquía real británica y los privilegios que ello conlleva.
Sin embargo, ese estatus podría no durar. El periodista Tom Sykes, en Daily Beast, ha asegurado que Guillermo no tiene intención de mantener los títulos de Archie y Lilibet cuando se convierta en rey. Considera que estos nombramientos son una provocación por parte de Harry y Meghan, quienes abandonaron sus deberes reales en 2020.

Expertos consultados por The Times han confirmado esta postura. Según sus fuentes, los hijos de los duques de Sussex no tendrán ningún papel activo en la familia real durante el futuro reinado de Guillermo. Esto marcaría un antes y un después en la relación entre ambas ramas de la Casa de Windsor.
Buckingham Palace ante una decisión que definirá el futuro del príncipe Archie
El príncipe Harry, sin embargo, no ha renunciado del todo a su linaje. Según The Guardian, desea que sus hijos conserven los títulos para que, cuando sean adultos, puedan elegir si quieren tener un rol institucional. Su decisión parece más pragmática que política, ya que busca mantener abiertas todas las opciones.
El conflicto refleja una tensión mucho más profunda dentro de la familia real. Archie simboliza el dilema entre tradición y cambio, entre deber y libertad personal. Así, Buckingham Palace se enfrenta de nuevo a una encrucijada que definirá el destino de su generación más joven.