El impacto social que ha generado la película de J.A. Bayona, La sociedad de la nieve, ha trascendido más allá de la larga carrera comercial del film y sus numerosos reconocimientos en forma de premios, con su forma de arrasar en los Goya y recibir diversos premios Gaudí.
Un film que ha conectado increíblemente con el público, en su mayoría emocionados ante una historia que, no por menos conocida, deja de conmover a los espectadores. Se ha destacado mucho la habilidad técnica en el rodaje del film, su forma de captar con las cámaras situaciones en un espacio tan reducido como los restos de un avión, la espectacularidad del accidente, sus elegantes planos aéreos, etc. Sin embargo, una de las grandes virtudes del film radica en el acierto de un casting formado por jóvenes y, en su mayoría, desconocidos actores, la mayor parte de los cuales son de procedencia uruguaya o argentina.
Una de las más gratas sorpresas de ese reparto emergente, ha sido el de la actriz uruguaya Alfonsina Carrocio, encargada de dar vida a Susana Parrado, hermana de Nando Parrado, uno de los dos héroes que se atrevió a cruzar las montañas y conseguir salvar las vidas de los supervivientes. Aunque el film está eminentemente protagonizado por personajes masculinos, los integrantes del equipo de rugby que vivieron la terrible desgracia del accidente aéreo en los Andes, la breve, pero concisa aparición de Alfonsina no ha pasado desapercibida.
De Uruguay a Lleida, pasando por los Andes
Con apenas tres largometrajes y un cortometraje previos en su filmografía -entre los que destaca el reciente drama intimista Nina & Emma (2023)-, la carrera de Alfonsina Carrocio ha despegado paralelamente al éxito del film del cineasta catalán. Recientemente, la actriz ha compartido protagonismo junto a su compañero de reparto en la película, Santiago Vaca Narvaja, como invitados del programa Vía lliure, que presenta Xavi Bundó en RAC1. Entre lo más relevante, y sorprendente, de Alfonsina ha sido su forma simpática de compartir con la audiencia que lleva un tiempo viviendo en un pequeño pueblo de Lleida, en el que viven alrededor de unas 100 personas y está poblado por unas 300 cabras.
Influenciada por su hermano, que ya lleva muchos años viviendo en un pueblo recóndito de Lleida, Alfonsina parece sentirse muy feliz con esta decisión de establecer su residencia en Catalunya, lejos del mundanal ruido, alejada de la sociedad, y disfrutando del placer de un entorno privilegiado en el que respira mucha paz, serenidad y la buena compañía de esos "300 ejemplares de la especie de la cabra catalana autóctona". De la sociedad de la nieve, a la sociead de las cabras. La decisión de Alfonsina Carrocio es digna de admiración. ¡Bravo!