La imagen apareció entre fogones pulidos, silencio de servicio y cuchillos colocados al milímetro. En la cocina de Terrassa, Marc Ribas ajustaba tiempos y texturas con gesto serio. No reveló el motivo en la primera línea, pero el ambiente invitaba a pensar en algo grande. Sus seguidores, atentos a cada movimiento del cocinero más televisivo de Catalunya, empezaron a hacer cábalas.
El propio restaurante dejó una pista que encendió la mecha del interés. Una publicación habló de jornada “de pre tornada” y de ganas de “tornar a obrir les portes”, señal inequívoca de reencendido de fogones. El mensaje, compartido desde la cuenta oficial de El Ciri en Instagram, desató comentarios entusiastas en pocas horas. Ribas prepara el inicio de una nueva temporada en El Ciri, su proyecto más personal en Terrassa.
El arranque en El Ciri
El local es la evolución de La Taverna del Ciri y funciona como escaparate de una cocina catalana hedonista. La propuesta defiende el producto local, actualiza recetas clásicas y busca placer sin pesadez, según define la propia casa. El cocinero llega al arranque con el músculo televisivo intacto y agenda cargada. Compagina el restaurante con “Joc de Cartes”, “Cuines” y el formato “Cuina com puguis”, estrenado en la plataforma pública catalana 3Cat la pasada temporada.

Su perfil mediático, consolidado, convive con un retorno constante a los orígenes: cocinar el paisaje y traducir el territorio a platos reconocibles. No es casual la meticulosidad que muestra el vídeo de la cocina. El Ciri ha ido ajustando carta y estética para sincronizarse con el ritmo de las estaciones y la proximidad de los productores. Esa mirada, que Ribas ha defendido en foros gastronómicos, explica la exigencia con la que afronta cada reapertura.
El chef y sus seguidores
El objetivo es sencillo de entender y difícil de ejecutar: fidelizar con sabor, memoria y ligereza. El guiño en redes funcionó como anuncio no oficial del día señalado. La publicación de El Ciri, con Ribas al mando de la mise en place, acumuló reacciones cálidas y mensajes celebrando la “tornada”. Entre ellos, comentarios que le pedían no cambiar nunca y que subrayaban su condición de “crack”.
El pulso social de su comunidad confirma que el cocinero mantiene un vínculo emocional con el público más allá de la pantalla. Desde la trinchera profesional, la hoja de ruta parece clara. Ribas cuida el detalle técnico, mantiene equipo y apuesta por una cocina reconocible que no renuncia a la sorpresa. Su presencia en televisión puede atraer nuevas reservas, pero el trabajo fino se resuelve en la encimera, plato a plato.
Cocina de territorio
En Terrassa, esa combinación de visibilidad y oficio convierte cada inicio de temporada en una pequeña ceremonia. La web del restaurante resume la promesa que se revalida ahora: tradición catalana, producto de proximidad y recetas aligeradas. El estreno debería confirmar una carta dinámica, con novedades de mercado y el sello rockero del chef. Quien busque cocina de territorio con nervio encontrará en El Ciri su kilómetro cero.
El “día muy especial” apunta a nuevas puertas abiertas y a un calendario que se acelera para Ribas. Con varios programas en emisión y un restaurante que marca compás, el chef encara semanas decisivas. La expectativa está creada y el listón, alto. Si algo define el momento, es la mezcla de foco local y altavoz mediático que él mismo ha construido.