La toxicidad en el mundo de las redes sociales ha crecido exponencialmente con la expansión de las plataformas digitales. Las redes han facilitado una mayor conexión, pero también han creado un entorno donde el anonimato y la distancia permiten que muchos usuarios se expresen de manera negativa y agresiva. Los comentarios ofensivos, el acoso cibernético y el "hate" son moneda común, afectando tanto a usuarios comunes como a influencers.
Este ambiente, donde la negatividad predomina en muchas ocasiones, puede tener serias repercusiones en la salud mental de quienes lo viven. Fomentando inseguridades y una presión constante por proyectar una imagen perfecta. En el mundo de los influencers, la falsedad se ha vuelto una crítica recurrente.
Muchos buscan mantener una apariencia de éxito, felicidad y belleza inalcanzable, lo que alimenta una cultura de comparación tóxica entre los seguidores. Las fotos editadas, los estilos de vida exagerados y las colaboraciones comerciales no siempre reflejan la realidad de quienes las promueven. Esto acaba generando una desconexión entre lo que se muestra y lo que realmente ocurre en sus vidas.
A la vez, puede crear expectativas irreales entre las audiencias y aumentar la insatisfacción personal al ver esos éxitos falsificados. Además, la falsedad no solo se limita a las imágenes y los estilos de vida, sino también a las relaciones dentro de este mundo. Muchos influencers se enfrentan a críticas y comentarios malintencionados a sus espaldas por parte de otros creadores o personas de su círculo.
Victoria Federica lo vive de primera mano
La competencia por la fama y los seguidores puede alimentar la envidia y los conflictos, lo que lleva a situaciones de doble cara. Frente a la cámara, todo parece armonía, pero tras bastidores, la manipulación y las críticas desleales son comunes. Esta dinámica hace que el mundo de las redes sociales, que en teoría debería conectar a las personas, muchas veces se sienta superficial y desconectado de la realidad.
Ahora, Victoria Federica ha vivido esto de primera mano. La hija de la Infanta Elena es una de las caras más nuevas en este mundo de los influencers, y en los útlimos años ha intentado hacerse un nombre en él. La sobrina del Rey Felipe VI ha intentado tirar de 'enchufes' y contactos para crecer en redes, pero parece que actualmente está estancada y ha perdido el interés de la gente.
Además, aunque se haya hecho amiga de gente como Marta Díaz o Lola Lolita, muchas personalidades de este 'mundillo' no la tragan. Ven a Victoria Federica como una 'intrusa' y han acabado por rechazarla en el gremio de los creadores de contenido. Según cuentan ciertas fuentes cercanas a ella, la perciben como "un parásito del sector".
Todo esto en parte se debería a su actitud, la cuál es totalmente prepotente. Se dice que por su estatus mira a todo el mundo por encima del hombro y se cree con la libertad de hacer ciertas cosas solo por el título que ostenta. En Madrid ha tenido muy mala fama últimamente, y su actitud en ciertos restaurantes y locales de lujo la han hecho ser rechazada por muchos.