Hay imágenes que no necesitan aderezo para despertar hambre y curiosidad a partes iguales. El último clip del cocinero catalánvuelve a recordar por qué su cocina enciende pasiones dentro y fuera de Catalunya. La escena ocurre junto al Mediterráneo y rezuma calma, oficio y una devoción absoluta por el fuego.
Un asado frente al Mediterráneo
No hay prisas, solo brasas vivas y un chef que las entiende como pocos, dejando que el producto cuente su propia historia con paciencia. En el vídeo compartido por su perfil oficial se ve a Nandu Jubany conduciendo un asado pausado, con lubinas suspendidas en mallas que se doran. El entorno es El Convent de Blanes, espacio de eventos en la Costa Brava que acoge la propuesta gastronómica del chef con estrella Michelin.
La técnica no busca artificios ni humo de artificio, sino exactitud y sabor limpio, sello que Jubany ha llevado también a Barcelona. En Pur, su casa más urbana, la guía MICHELIN destaca precisamente la centralidad del grill, el carbón y las salazones, todo abierto a la sala y sin máscaras. Jubany no es solo un cocinero fiable en las redes, sino un referente consolidado de la alta cocina catalana.

Del huerto de Calldetenes al mar de Blanes
Can Jubany, su restaurante matriz en Calldetenes, luce estrella Michelin desde 1998 y combina tradición y vanguardia en una masía rodeada de huerto propio. El chef y su equipo han extendido esa mirada a otros espacios, desde Formentera hasta Andorra. Su biografía oficial recuerda una trayectoria precoz y una energía inagotable, rasgos que se perciben también cuando se pone delante de las brasas.
El Convent, donde se rodó la escena de las lubinas, es además un enclave abierto al mar pensado para celebraciones gastronómicas de alto nivel. La organización del espacio, los jardines y la capilla refuerzan el carácter ceremonial que Jubany imprime a cada asado frente a los invitados. En su mensaje, el cocinero subraya dos palabras que explican su éxito con el público: paciencia y cariño.
El chef habla de “paciencia” y “cariño”
No es retórica publicitaria, sino una forma de trabajar que casa con su apuesta por ingredientes de primera y técnicas precisas, verificable en cada servicio. Jubany, además, proyecta una imagen pública muy reconocible, también fuera de los fogones. Su pasión por el motor lo llevó al Dakar, aventura que él mismo compara con la preparación de un menú que exige estrategia.
La combinación de oficio tradicional, dominio de la brasa y una comunicación directa con su comunidad explica el eco del clip. No hay trucos de humo cuando el pescado cae en su punto y el fuego se trata con respeto, solo un rito mediterráneo que el chef ha convertido en marca personal. El video deja una conclusión sencilla: Jubany disfruta cuando cocina, y el público disfruta viéndolo disfrutar, especialmente si hay mar y carbón de por medio.