No todos los grandes cocineros nacen soñando con fogones y estrellas, y esta historia lo confirma con ironía. Una confesión familiar, contada entre risas y memoria, ilumina el inicio de una carrera hoy admirada en Catalunya. Raül Balam desveló su origen culinario en un encuentro de celebrado en la calle, con micrófonos, público y complicidad familiar.
Lo que ocurrió bajo la carpa del programa
El vídeo difundido en Instagram muestra a Carme Ruscalleda escuchando, y apoyando, un relato que sorprende por su sinceridad doméstica. El encuentro, organizado por el programa en la Plaça del Clot, reunió a oyentes curiosos y vecinos atentos a la charla gastronómica. Según cuenta la chef, su hijo era el alumno de la ley del mínimo esfuerzo y llegó a suspenderlo absolutamente todo.
El abuelo, Ramon, propuso un castigo ejemplar: ponerlo a trabajar en la tienda familiar, entre charcutería, guisos y matanza. Allí, entre cuchillos y vapores, Balam descubrió el hechizo de transformar lo crudo en cocina, y ya no quiso volver a estudiar. El propio Raül lo ha explicado en otras ocasiones con idénticas palabras, como en una entrevista de RTVE Catalunya en 2022.

De un castigo a dos estrellas Michelin
La travesía continuó en el restaurante Sant Pau, el templo de la familia, hasta que Balam asumió el mando creativo de Moments. El comedor de lujo del Mandarin Oriental de Barcelona luce dos estrellas Michelin y un estilo marcado por la precisión y el relato. Moments abrió en 2010, obtuvo su primera estrella en 2011 y la segunda en 2013, consolidando el proyecto liderado por Balam.
Carme, la única mujer con siete estrellas, cerró Sant Pau en 2018 para reorientar su vida, sin dejar de tutelar proyectos familiares. Madre e hijo celebraron el quince aniversario de Moments con un menú homenaje y controles de calidad mensuales, según explicaron recientemente. Raül amplía además su radio con proyectos como Cuina Sant Pau o El Drac de Calella.
Ruscalleda describe a aquel adolescente que suspendía todo y jura que el trabajo fue la gran sacudida que necesitaba. La escena acumula comentarios elogiosos, con seguidores que la califican de mujer admirable y madre ejemplar, orgullosa del oficio heredado. Balam, que ha hablado sin tapujos sobre su adicción y su recuperación, añade peso humano a una carrera cocinada con perseverancia.

El fenómeno Ruscalleda-Balam
Hoy, la sociedad gastronómica catalana reconoce esa sinceridad, y las redes amplifican cada gesto de complicidad entre madre e hijo. Ruscalleda ganó fama mundial con la cocina de Sant Pau y su filial japonesa, además del laboratorio doméstico que siempre fue su tienda inicial. Ese legado dialoga en Moments con la mirada de Raül, con técnica actual, narrativa lúdica y sensibilidad.
La confesión sobre el castigo no es marketing oportunista, sino un capítulo conocido que él mismo ha repetido ante cámaras y micrófonos. Por eso el clip funciona, porque ensambla meritocracia real, memoria familiar y el tipo de transparencia que hoy exigen los seguidores. Con Sant Pau cerrado y la energía centrada en Barcelona, la dupla explora una nueva etapa menos temática y más libre en sus menús.