Chef sonriente con chaqueta blanca al frente de un plato de comida desenfocado y un gran signo de interrogación rojo

Así cambió de opinión Carme Ruscalleda e hizo felices a miles de catalanes

Los orígenes de la chef que la llevaron a convertirse en leyenda de la gastronomía catalana

En julio de 1988, Carme Ruscalleda cruzó la calle Nou de Sant Pol de Mar y dio un paso que transformó su vida y la cocina catalana. Al principio había descartado montar un restaurante. “Ni loca”, decía en las reuniones familiares. Pero una oportunidad cambió su opinión de forma radical.

El momento que dio el impulso definitivo

Durante años, la perspectiva de abrir un restaurante había sido descartada por Carme. “Quan ens deien que havíem d’obrir un restaurant, jo deia que ni boja”, recuerda hoy, con sentido del humor. Aun así, el 1 de julio del 1988 cruzó el carrer Nou y convirtió el negocio familiar en un proyecto que rompió moldes. Desde el principio, ha definido aquel arranque como un ejercicio de compromiso y nerviosismo, sensaciones que aún conserva vívidas.

El Sant Pau nació alrededor de aquella idea modesta. La idea de servir una mesa dentro del supermercado familiar. Pero la adquisición del local de enfrente prendió una chispa impensada, e impulsó a Carme y a su marido Toni Balam a transformar ese modesto impulso en un restaurante con ambición.

Chef con uniforme blanco y un símbolo de equis roja sobre un fondo de plantas desenfocado
Ruscalleda no lo veía claro | Canva Pro, XCatalunya, Carme Ruscalleda

Cómo una cocina local se alzó hasta lo más alto

El Sant Pau pronto ganó reconocimiento por su enfoque elegante y profundamente propio, pero nunca fue fácil. Durante tres décadas, permaneció fiel a los sabores del Maresme y de granjerías catalanas, mientras gobernaba la alta cocina con tres estrellas Michelin y tantos soles Repsol, hasta completar siete estrellas en total. Aplicaba recetas como un homenaje a su origen y disciplina. La tienda familiar fue siempre la base, enseñando que lo auténtico puede ser universal.

La evolución de su cocina no contradijo sus raíces. Más bien, al contrario; las proyectó. Carme pidió que su restaurante no muriera por desgaste, sino que cerrara en su punto máximo. Así ocurrió en octubre de 2018, cuando cerró Sant Pau “antes que viniera una bajada” cultural y emocional.

Cuina Sant Pau renace con mirada joven

Cuatro años después, en 2022, surgió Cuina Sant Pau, impulsado por Raül Balam y su socio Murilo Alves Rodrigues. Recuperaron el espacio histórico del restaurante original y lo transformaron en un bistró con precios más accesibles, manteniendo mesas, vajillas y fotografías que honran la trayectoria de Carme y Toni. Su propuesta combina cocina catalana contemporánea con matices brasileños, respetando la estacionalidad y cercanía de producto.

Dos personas con gafas y ropa de chef posan juntas mientras en la esquina izquierda aparece un recuadro con la imagen borrosa de un dulce o postre.
El postre que encanta a Raül Balam | Canva Pro, XCatalunya, El Mundo

Raül supervisa el concepto general, mientras Murilo lidera la cocina diaria. Los dos trabajan desde un respeto al legado familiar, sin copiarlo. Día a día lo adaptan, actualizan y elevan. Esto ha permitido mantener el espíritu del Sant Pau original con nuevas energías y un entorno más relajado y creativo.

El compromiso con la gastronomía y quien la disfruta

Hoy, en 2025, Carme ya no lidera fogones todos los días, pero sigue activa como formadora, comunicadora y guía culinaria. Frecuenta conferencias, medios y proyectos educativos que reclaman enseñar a cocinar con orgullo y conciencia. Como ha dicho, le preocupa que hoteles y viviendas recluyan cada vez más la cocina en espacios reducidos, lo que echo en falta un aprendizaje básico del buen comer.

Sigue involucrada en Moments, el restaurante de Barcelona con dos estrellas Michelin dirigido por su hijo, y ha demostrado que su implicación va más allá del restaurante presencial. Representa hoy un faro para nuevas generaciones de chefs catalanas y un ejemplo de cómo combinar innovación y respeto.