Persona con chaqueta naranja frente a un cartel de TV3

Ada Colau prepara su fichaje por TV3

Colau quiere seguir viviendo del dinero público, esta vez como tertuliana

Ada Colau no sabe desaparecer. Después de ocho años hundiendo Barcelona, ahora pretende reciclarse como tertuliana en TV3. Lo hace de la mano de “Els Matins”, uno de los grandes altavoces del sistema processista. Otra operación para mantener viva a una figura política gastada.

La televisión pública al servicio del mismo círculo de siempre

TV3, financiada con dinero de todos, vuelve a demostrar su rol. No es un medio de comunicación neutral, sino un aparato de propaganda. Cuando un político deja el cargo, el canal lo recoge y lo acomoda. Así funciona la rueda de enchufes del processisme.

Colau tendrá un sillón una vez al mes, todavía por cerrar. Pero lo relevante no es la frecuencia, sino el mensaje: siempre hay un lugar asegurado para los fieles. Nunca desaparecen, nunca se reciclan fuera de la política. Siempre encuentran cobijo en la televisión pública.

Una persona hablando en un podio con un cartel de fondo que dice
Ada Colau en un mítin de Catalunya en Comú | ACN

La rueda interminable de los expolíticos reciclados

No es un caso aislado. Pablo Iglesias también encontró refugio mediático. Montserrat Tura, Assumpta Escarp o Alberto Fernández Díaz han pasado por el mismo circuito. Todos terminan opinando de todo, sin asumir nunca responsabilidades. Es la vieja política transformada en espectáculo televisivo.

Mientras tanto, los ciudadanos pagan con sus impuestos este circo. La televisión pública debería ser plural y objetiva, pero está secuestrada. Se convierte en la agencia de colocación de quienes ya no tienen proyecto político. Otra forma más de parasitar a la sociedad catalana.

Dos mujeres sentadas en un banco de madera en un entorno formal, una de ellas lleva gafas y la otra un pañuelo blanco y negro.
Ada Colau en el Ayuntamiento de Barcelona. | ACN

El perfil de Colau: fracaso en Barcelona, premio en TV3

Conviene recordar lo que deja Colau tras su paso por la alcaldía. Una Barcelona más insegura, más sucia y más cara. Una ciudad entregada al okupa, castigada por la delincuencia y con proyectos de ciudad frustrados.  Eso sí, el discurso de los “derechos sociales” nunca faltó.

Y pese a todo, en lugar de desaparecer, recibe premio. Mientras los vecinos de Barcelona sufren los efectos de su gestión, ella se acomoda en TV3. Otra vez el sistema premia al fracaso, siempre que venga acompañado de ideología processista y obediencia al relato oficial.

Un paso más hacia la politización total de TV3

Els Matins es uno de los programas más vistos de la cadena. Controlar esa franja significa controlar el debate público en Catalunya. Con Colau incorporada, TV3 asegura otra voz alineada con el buenismo y el wokisme dominante. Todo perfectamente planificado. Todo bajo el mismo guion.

El resultado es previsible: Colau usará el altavoz para blanquear su gestión. Intentará venderse como referente en vivienda y política social. Y nadie le recordará que dejó una ciudad sumida en la inseguridad. Así funciona la televisión pública: propaganda, manipulación y enchufes.

Siempre las mismas caras, siempre los mismos privilegios

La noticia indigna porque demuestra cómo funciona el sistema. El ciudadano normal pierde su trabajo y debe reinventarse. El político fracasado siempre encuentra sillón, sueldo y micrófono. Esa es la diferencia entre la gente de a pie y los protegidos del processisme.

Ada Colau no será la última. La rueda continuará girando. Y mientras tanto, los catalanes seguiremos pagando el precio de mantener esta red de enchufados. Una élite política que fracasa en la gestión, pero triunfa en el plató.