El Barça se prepara para un escenario insólito en su historia reciente. El partido frente al Valencia CF del próximo domingo no se disputará en el Camp Nou, todavía pendiente de licencias, ni en Montjuïc, ocupado por un concierto de Post Malone. LaLiga ya ha dado luz verde al Estadi Johan Cruyff, en Sant Joan Despí, con aforo de solo unos 6.000 espectadores, como sede definitiva para este duelo liguero.
La noticia, adelantada por José Álvarez en El Chiringuito y confirmada en las últimas horas, provocó la reacción inmediata de Tomás Roncero en redes sociales. “Qué ridículo a nivel mundial. Hace dos años recibían al Valencia en un estadio de 96.000 espectadores y el domingo lo harán en uno de 6.000. Efectivamente, son más que un club…”, publicó el periodista de AS en su cuenta personal de X. El mensaje se viralizó rápidamente y abrió un nuevo debate sobre la imagen internacional del Barça.
El Johan Cruyff, con capacidad reducida y pensado para el filial y el femenino, será ahora la casa provisional de un partido de Primera División. Técnicamente cumple con todos los requisitos: cámaras VAR instaladas, conexión de fibra estable y un césped en perfectas condiciones. LaLiga dio su visto bueno definitivo tras constatar que las adaptaciones exigidas estaban completadas. El Camp Nou, pese a los intentos de habilitar parcialmente 27.000 localidades, no ha obtenido la Licencia de Primera Ocupación y sigue a la espera del Certificado Final de Obra.

El contraste con la historia es evidente. Hace dos años, este mismo enfrentamiento se jugaba en un estadio de 96.000 asientos y con un ambiente propio de las grandes citas de LaLiga. Ahora, la limitación de aforo obligará a un reparto minucioso de entradas entre socios y peñistas. El club deberá anunciar en las próximas horas cómo será la venta y qué criterios aplicará para priorizar a los abonados.
Consecuencias inmediatas y un calendario condicionado
Deportivamente, jugar en Sant Joan Despí altera las dinámicas habituales de localía. El Johan Cruyff no ofrece la misma presión ambiental ni el entorno de grandes noches europeas. Para el Valencia, la diferencia es notable: en lugar de enfrentarse a un Camp Nou imponente, lo hará en un estadio mucho más accesible emocionalmente.

El Barça, por su parte, mantiene abiertos varios escenarios para los siguientes compromisos. El partido contra el Getafe del día 21 podría disputarse en el Camp Nou si la documentación avanza, aunque no se descarta Montjuïc ni una nueva cita en el Johan. Hasta que la situación se estabilice, cada jornada en casa será un rompecabezas logístico para la directiva y una fuente constante de debate mediático.
El episodio ha dado munición a detractores como Roncero, pero refleja la complejidad de convivir con unas obras de magnitud histórica. El club azulgrana asume que estas semanas serán difíciles, aunque confía en que el nuevo Camp Nou marcará un antes y un después cuando abra sus puertas.