El inicio liguero ha dejado al Girona en una situación muy delicada, colista con cero puntos tras tres jornadas. El conjunto catalán cayó con claridad frente al Rayo Vallecano (1-3), encajó una goleada durísima en Villarreal (5-0) y cerró el mes de agosto perdiendo en casa contra el Sevilla (0-2). Tres derrotas consecutivas, un gol a favor y diez en contra reflejan un arranque muy pobre en resultados y sensaciones.
Un inicio que preocupa, pero con precedentes esperanzadores en LaLiga
Nunca antes el Girona había comenzado una temporada de Primera con tres derrotas seguidas en sus cinco participaciones anteriores. El contraste es mayor porque en campañas recientes el equipo sorprendió con arranques sólidos que le permitieron competir con regularidad. Ahora, la plantilla se encuentra última en la clasificación, solo acompañada por el Levante, que tampoco ha sumado en las tres primeras jornadas.
La historia reciente de LaLiga, sin embargo, ofrece un respiro para los gerundenses (y también para los valencianos, claro). Un estudio de el Diari de Girona muestra datos de los últimos diez años, donde solo tres de los doce equipos que empezaron con 0 de 9 terminaron descendiendo a Segunda. El ejemplo más cercano es el Valencia de la pasada temporada, que también encadenó tres derrotas iniciales pero acabó en mitad de la tabla. En otras campañas, clubes como Sevilla, Cádiz, Getafe o Elche lograron evitar el descenso tras un inicio idéntico.

De hecho, hay que ir seis temporadas atrás para encontrarnos con el último equipo que no sumó en las tres primeras jornadas y terminó descendiendo. Fue aquel Leganés de la 2019-20 que perdió a Martin Braithwaite y a En-Nesyri con la temporada en medio transcurso. Estos últimos cinco cursos hemos tenido a cinco equipos con esos datos y todos ellos consiguieron finalmente cosechar la permanencia a final de temporada.
El dato invita al optimismo, pero no disimula las carencias actuales. El Girona necesita recuperar solidez defensiva y encontrar mecanismos ofensivos que integren a los nuevos fichajes. Varios refuerzos llegaron tarde en el mercado, lo que ha dificultado la adaptación a los automatismos de Míchel. Esa falta de química se notó en los primeros partidos, donde el equipo ofreció una imagen desajustada y vulnerable en todas las fases del juego.
Balaídos, primera final para recuperar confianza
El próximo compromiso será contra el Celta en Balaídos, este domingo a las 14:00 horas. El duelo aparece marcado como clave para revertir la dinámica y empezar a sumar puntos. Los vigueses tampoco atraviesan su mejor momento, lo que convierte el encuentro en una oportunidad real para que los catalanes cambien la inercia. Una nueva derrota prolongaría la crisis y generaría un clima de mayor presión en el entorno.
En el vestuario existe conciencia de que la temporada es larga y que aún queda margen de maniobra. El reto será levantar la moral del grupo y acelerar la integración de los recién llegados para alcanzar un nivel competitivo adecuado. Míchel sabe que la paciencia será limitada si los resultados no llegan pronto, por lo que cada punto puede marcar la diferencia en este arranque.
La historia recuerda que empezar mal no condena a un equipo, pero exige reaccionar rápido para no hipotecar el futuro. El Girona debe apoyarse en ese precedente para recuperar confianza y encarar un calendario que no dará tregua. Si consigue puntuar en Vigo, el discurso de desánimo podría transformarse en un relato de resistencia y recuperación.