El editorial de Radio Marca ha encendido la conversación futbolera en toda España. Se afirma que Lamine Yamal “peregrina” por el mismo camino mediático que Vinicius, una figura recurrente en este tipo de comparaciones rápidas y efectistas. La tesis que se plantea intenta establecer paralelismos entre talento, polémicas y exposición mediática, aunque en realidad el planteamiento resulta simplificador y en parte oportunista.
Las Rozas fue el escenario de varias entrevistas relevantes durante la concentración de la Selección Española. Lamine habló en televisión con naturalidad y serenidad, recordando que lo personal se magnifica únicamente porque lo deportivo ya lo ha colocado en primera línea.
Un relato mediático que busca titulares rápidos
Radio Marca ha tejido una narrativa llamativa, claramente pensada para tertulias y debates. El estilo “Vini” se ha elegido como espejo de futuro para Lamine, una comparación que pretende alertar sobre el creciente foco extradeportivo que empieza a rodearle.

Ambos, eso sí, habitan el mismo ecosistema mediático plagado de móviles y cámaras. Sin embargo, sus entornos competitivos no son idénticos y no pueden compararse de manera justa. La exposición pública de un adolescente que acaba de debutar no se parece a la de una estrella mundial.
El peso de la etiqueta y del relato
La pieza de Radio Marca sugiere que Lamine “deberá acostumbrarse” al ruido mediático. El enunciado es cierto, pero también es tramposo porque normaliza una vigilancia desmesurada. La crítica debe existir, pero siempre con contexto, con sensatez y proporcionalidad.

También se rescató la famosa fiesta de cumpleaños y su repercusión mediática. El episodio se utiliza como comodín para reforzar la narrativa moralizante que tanto gusta en ciertos programas. El propio jugador relativizó esas críticas con bastante templanza y madurez, sin dar pie a más polémicas. Lo esencial, insistimos, aparece cada fin de semana cuando compite en la élite.
¿Qué aporta realmente esta comparación?
Aquí parece más un recurso metafórico diseñado únicamente para fabricar fricción mediática. El juego de Lamine merece referencias técnicas y no un exceso de morbo. Debería hablarse de su toma de decisiones en banda derecha, de sus lecturas interiores y de su relación con los laterales.
Vinicius, por su parte, ya es un ejecutor total en el Real Madrid. Su curva explica cómo domar el caos y transformarlo en producción ofensiva. Pero su contexto competitivo desde el inicio fue muy distinto al de Lamine. Trasladar esa plantilla a la actualidad culé resulta impreciso y reduce al joven a un guion ajeno.
Lo que conviene pedir a Lamine
Lo que debe exigirse es continuidad en la concentración y mejoras en definición. Necesita más pausa en las zonas calientes y menos conducciones innecesarias hacia fuera. Debe asociarse con temple cuando el rival cierra pasillos interiores de creación. Aprender a dividir con inteligencia y fijar rivales en el momento adecuado.
Al entorno mediático convendría pedirle una mirada diferente y más constructiva. Sería más útil analizar su juego que alimentar moralinas efervescentes de plató. Menos eslóganes importados y más observación paciente sobre cómo evoluciona en el césped. Porque ningún talento joven florece en un ambiente plagado solo de focos punitivos.