En Son Moix se respira ruido después de un arranque liguero convulso y un episodio inesperado. La tensión entre Dani Rodríguez y el Mallorca ha estallado tras dos mensajes del jugador en redes sociales. En ellos, el gallego cuestionó decisiones técnicas y señaló el impacto en el vestuario de una alineación concreta en el Santiago Bernabéu.
Por ello, Mallorca ha anunciado una suspensión de empleo y sueldo durante diez días y la retirada inmediata de la capitanía. Es la máxima sanción disciplinaria contemplada en el código de la AFE para faltas graves contra la disciplina interna. Durante ese periodo, el centrocampista no puede entrenarse ni en la ciudad deportiva Antonio Asensio ni en el estadio. El futbolista ha aceptado por escrito el castigo y sus consecuencias contractuales.
El origen: dos publicaciones que incendiaron Son Moix
Todo comenzó la mañana posterior a la visita al Real Madrid. Dani compartió un texto críptico sobre “meritocracia” y “respeto por el trabajo”, lectura que el entorno entendió como un palo a Jagoba Arrasate. Un día y medio después, trató de explicar su postura con otra carta aún más controvertida. Afirmó respetar las decisiones del entrenador, pero lamentó que Jan Virgili, con un solo entrenamiento, jugara antes que compañeros veteranos. El mensaje, dirigido a un canterano de 19 años recién incorporado, cayó como una bomba en el vestuario.

Ortells toma la palabra y respalda a Arrasate
En la comparecencia para cerrar el mercado, Pablo Ortells fue tajante. “Hay que anteponer el equipo a lo individual; el escudo es lo primero”, sentenció. Admitió el enfado de Arrasate y adelantó que el club “tenía que intervenir” para preservar la autoridad del entrenador. La sanción llegó horas después, acompañada de un comunicado escueto que subraya el carácter inmediato de la retirada del brazalete.
Dani Rodríguez era uno de los capitanes y una figura de referencia para la grada. Su caso pasa de la frustración individual a un problema de liderazgo compartido. El Mallorca pierde temporalmente a un centrocampista con jerarquía y deberá reordenar la capitanía y la cadena de mando. Para Arrasate, la decisión envía un mensaje claro: el rendimiento y la disciplina se juzgan puertas adentro, nunca en abierto.
Un precedente que marca el futuro inmediato del club
La suspensión implica que Dani no estará disponible en las próximas sesiones de trabajo. El calendario aprieta, con el Mallorca visitando el RCD Stadium el lunes 15 de septiembre a las 21:00 horas. En lo anímico, el club busca cerrar filas, proteger a un canterano señalado públicamente y reafirmar la convivencia del vestuario. En lo institucional, el precedente supone un aviso a navegantes en plena temporada.
Cuando se cumpla la sanción, las opciones se abren: reintegración paulatina bajo normas estrictas, reunión aclaratoria con el cuerpo técnico o, si la herida no cicatriza, un escenario de salida en el próximo mercado. De momento, el club prioriza la estabilidad y la meritocracia interna. Y el mensaje queda grabado: el Mallorca antepone su proyecto colectivo a cualquier ruido individual, por muy emblemático que sea su protagonista.