El Girona volvió a salir derrotado en Montilivi y acumula ya tres partidos de Liga con el mismo desenlace. El equipo de Míchel no logra encontrar resultados positivos pese a mostrar cierta mejoría respecto a los dos primeros encuentros. Sin embargo, el discurso del entrenador tras el choque contra el Sevilla fue mucho más allá del análisis futbolístico.
Los números reflejan un arranque muy por debajo de lo esperado para un equipo que ilusionó a la afición la temporada pasada. Tres derrotas consecutivas, un solo gol a favor —obra de Joel Roca— y diez encajados colocan al Girona en una posición delicada. Frente al Sevilla la imagen fue más competitiva que en los tropiezos ante Rayo Vallecano y Villarreal, pero la reacción volvió a ausentarse cuando llegaron los goles visitantes. El nivel del conjunto bajó en lugar de crecer con el desafío.
El mensaje directo de Míchel a sus jugadores
Míchel no se guardó nada en la rueda de prensa posterior. “Quiero a gente que quiera hacer el mejor año de la historia del Girona”, afirmó con contundencia. Sus palabras apuntan a un aspecto que considera fundamental: el compromiso de los futbolistas con el proyecto, más allá de la Champions League que el club jugó el curso anterior. El técnico reclamó también que vestir la camiseta rojiblanca debe entenderse como un regalo, no como un simple paso intermedio hacia otros destinos.

Las declaraciones representan un toque de atención claro para quienes llegaron el pasado verano atraídos por la participación europea y todavía permanecen en la plantilla. Futbolistas como Yáser Asprilla, Abel Ruiz —actualmente lesionado—, Alejandro Francés o Van de Beek —también lesionado— forman parte de ese grupo. La salida este verano de Miovski y Krejci evidencia que el club ya ha tenido que reestructurar piezas de aquel mercado.
El peso del City Football Group y el modelo de proyección
El Girona, integrado en el City Football Group, se ha convertido en una plataforma atractiva para jugadores jóvenes con aspiraciones. Ejemplos recientes como el de Savinho, traspasado al Manchester City tras destacar en Montilivi, confirman esta dinámica. Para Míchel, sin embargo, esa perspectiva de trampolín no puede condicionar el día a día. Su discurso refleja el temor a que el compromiso fluctúe en función de oportunidades externas, una situación incompatible con la exigencia de la Primera División.
El técnico pide un grupo que entienda el valor de competir contra cualquier equipo con orgullo y ambición. La ausencia de competiciones europeas esta temporada debería, en teoría, concentrar todos los esfuerzos en LaLiga, pero la realidad muestra un equipo todavía en fase de reconstrucción emocional.
Un aviso con destino al vestuario y a la directiva
Las palabras de Míchel se interpretan también como un aviso hacia la dirección deportiva. El entrenador reclama que quienes permanezcan en la plantilla sean realmente futbolistas identificados con el club. El margen de reacción sigue abierto, pero la presión crece. Con tres derrotas en tres jornadas, el técnico sabe que el mensaje debía lanzarse ya.
El mercado de fichajes cierra este lunes y veremos si el Girona puede cerrar alguna incorporación más. La última ha sido la de Ounahi, que se suma a otros refuerzos de entidad como el de Witsel, Thomas Lemar o Alex Moreno.