El Deportivo Alavés afronta el mercado de fichajes con un escenario inesperado. Tras una temporada en la que la solidez defensiva fue uno de sus puntos fuertes, el club vitoriano se ha visto obligado a replantear su línea defensiva tras perder a dos de sus centrales titulares. En apenas unas semanas, la salida de Abqar había dejado un vacío importante, pero la marcha de Santiago Mouriño ha supuesto un auténtico giro de guion en la planificación del equipo para la campaña 2025/2026.
Mientras la dirección deportiva trataba de reforzar otras posiciones, la salida de Mouriño ha dejado una preocupación evidente en Mendizorroza. El central uruguayo había sido uno de los pilares en el curso anterior y se esperaba que liderase la zaga junto a los nuevos refuerzos. Sin embargo, la jugada maestra del Atlético de Madrid ha alterado por completo los planes albiazules.
El rol del Atlético de Madrid: operación financiera y movimiento estratégico
En el fútbol moderno, la gestión de los derechos federativos y las cláusulas de recompra se han convertido en un arte de ingeniería financiera. El Atlético de Madrid ha aprovechado su opción preferencial sobre Santiago Mouriño para recomprar al central a un precio cercano a los cuatro millones de euros, apenas un año después de haberlo vendido por tres millones. Pero el objetivo de los rojiblancos no era incorporarlo a la plantilla de Diego Simeone, sino revalorizar la operación con un traspaso inmediato al Villarreal.

El beneficio económico es evidente: la operación podría cerrarse en torno a los diez millones de euros, generando plusvalías en tiempo récord para las arcas del Metropolitano, según Matteo Moretto. Además, el club colchonero se asegura un porcentaje sobre una futura venta, una práctica cada vez más habitual entre los grandes clubes de LaLiga para mantener una posición ventajosa en el mercado de fichajes.
El Villarreal refuerza su defensa tras la lesión de Logan Costa
Para el Villarreal, la llegada de Mouriño es mucho más que un simple fichaje. El club de Castellón buscaba un recambio de garantías tras la lesión de gravedad sufrida por Logan Costa. Tras valorar otras opciones como Disasi o Zezé, la buena relación con el Atlético de Madrid ha permitido acelerar el acuerdo y asegurarse a un defensa de proyección internacional. Se espera que el jugador, de solo 23 años, firme por cinco temporadas y se convierta en una pieza importante desde el primer minuto de la pretemporada.
La apuesta es decidida: la dirección deportiva amarilla confía en el crecimiento del uruguayo, que ya demostró en Mendizorroza su capacidad para adaptarse a la exigencia de LaLiga. La operación, además, consolida la nueva sintonía entre Atlético y Villarreal, dos clubes que han pasado en pocos años de la tensión por movimientos de cantera a compartir intereses y operaciones de alto nivel.
La gran incógnita ahora es cómo responderá el Alavés a este duro golpe. Con la temporada a punto de comenzar y la necesidad de reconstruir el eje de su defensa, el club vasco se ve forzado a moverse rápido en el mercado. La salida de dos de sus hombres más sólidos deja a la afición pendiente de nuevos refuerzos, mientras la dirección técnica busca alternativas que aporten seguridad y experiencia.
El caso Mouriño sirve como ejemplo de la complejidad de las operaciones en el fútbol actual, donde la visión estratégica puede transformar el futuro de varios equipos en cuestión de días. En Mendizorroza, la confianza en el proyecto sigue intacta, pero la presión sobre los nuevos fichajes será máxima desde el primer minuto.