El FC Barcelona atraviesa una etapa de transformaciones profundas en lo deportivo y lo institucional, marcadas por la llegada de Hansi Flick al banquillo y la nueva hoja de ruta económica diseñada por la directiva. El club ha asumido que mantener una estructura salarial desorbitada es inviable y, por ello, muchas operaciones que antaño parecían posibles se han descartado de un plumazo. En este contexto, uno de los nombres que hasta hace no mucho rondaba la órbita blaugrana, Joshua Kimmich, se ha desvanecido por completo de la lista de deseos.
Durante las últimas temporadas, el centrocampista del Bayern Múnich había sido vinculado en repetidas ocasiones al Barça, especialmente cuando Xavi Hernández ejercía como entrenador. Se veía en Kimmich al sucesor perfecto de ese perfil versátil que podía brillar como pivote, mediocentro o incluso lateral derecho en momentos puntuales. Sin embargo, la realidad actual del Barça es bien distinta de lo que era en épocas pasadas: el club vive sujeto a estrictas normas de “contención económica”, con el objetivo de ajustar balances y no incurrir de nuevo en una masa salarial descontrolada.
Aun con la designación de Flick como nuevo técnico, el escenario no ha cambiado un ápice en lo referente a la posibilidad de fichar a Kimmich. Se podría pensar que la sintonía entre el exseleccionador de Alemania y el mediocampista del Bayern —quien ha disputado 26 partidos este curso (17 de Bundesliga, 6 de UEFA Champions League y 3 de Copa de Alemania), sumando 1 gol y 6 asistencias en 2.340 minutos— podría acercar posturas. Sin embargo, Joan Laporta y Deco, responsables de la planificación deportiva, han concluido que tanto el precio de un hipotético traspaso como las altas pretensiones salariales del jugador vuelven inviable su llegada al Camp Nou. Kimmich, de 29 años, mantiene un valor de mercado de 50 millones de euros, habiendo alcanzado los 90 millones en febrero de 2021, y su contrato con el Bayern se extiende hasta junio de 2025.
Enemigo inesperado
La marcha de Xavi Hernández, paradójicamente, también ha influido en la recalibración de prioridades. Se ha optado por mirar cada vez con más detenimiento a La Masía, apostar por canteranos que puedan desenvolverse como pivotes o mediocentros, y promover la competitividad interna sin acudir a fichajes estratosféricos. Anteriormente, la figura de Kimmich resultaba especialmente apetecible para un entrenador como Xavi, que buscaba un heredero de Sergio Busquets. Con Flick, la postura es distinta: el técnico germano no ve imprescindible la llegada de su compatriota, consciente de que el club debe antes sanear cuentas y consolidar el bloque actual.
Por si fuera poco, las informaciones de Fichajes.net apuntan a que el Real Madrid se ha posicionado al frente de la puja por el internacional alemán. A esto se suma el presunto interés de otros gigantes como el Manchester City o el PSG, todos ellos dispuestos a afrontar las elevadas condiciones económicas que Kimmich exige. El propio futbolista prioriza la posibilidad de renovar con el Bayern, donde su liderazgo y su compromiso son indiscutibles, aunque reclama garantías deportivas: quiere un proyecto ambicioso que le permita seguir peleando por la UEFA Champions League al más alto nivel.
Así las cosas, y por sorprendente que pueda parecer, el Barça ha dado un giro radical en su política de fichajes y se baja de la “operación Kimmich”. No habrá maniobras de última hora ni ofertas de cesión con opción de compra. Ni siquiera la presencia de Flick, en teoría un gran valedor del mediocampista, ha variado lo que Laporta y Deco entienden como un movimiento prohibitivo para las arcas blaugranas. El club, por el momento, se centrará en otras prioridades más acordes con su presupuesto, mientras Kimmich, en Múnich, decide si prolongar su legado allí o aceptar el reto de uno de los otros grandes pretendientes europeos.