El fútbol, en sus jornadas finales, suele regalarnos momentos de respeto y reconocimiento a los equipos que han logrado grandes hazañas durante el año. Con la Liga EA Sports ya decidida en favor del Barça antes de las últimas jornadas, muchos aficionados esperaban un ambiente de celebración y deportividad en los encuentros restantes. Sin embargo, en San Mamés se vivió una situación que sorprendió a más de uno y que no pasó desapercibida para los protagonistas ni para los seguidores de ambos clubes.
Un pasillo polémico en San Mamés
La tradición en LaLiga dicta que, cuando un equipo se proclama campeón, sus rivales en las jornadas siguientes le rinden homenaje realizando el conocido pasillo al saltar al terreno de juego. Tanto Villarreal como Athletic Club cumplieron con este protocolo en sus respectivos encuentros ante el Barça. Sin embargo, la actitud de la afición del Athletic de Bilbao durante ese homenaje fue bien distinta a la mostrada por sus jugadores.
Mientras los futbolistas rojiblancos saludaban deportivamente al campeón, parte de la grada de San Mamés optó por recibir a los jugadores azulgranas con silbidos, algo que generó un fuerte malestar en el entorno barcelonista. Cabe recordar que, en ese momento, ninguno de los dos equipos se jugaba ya objetivos deportivos cruciales. El Athletic tenía asegurada su clasificación europea y el Barça, el título en el bolsillo. El foco, pues, estaba en el reconocimiento al trabajo realizado durante la temporada.
Masip carga contra la afición: “Muy decepcionado”
El asesor deportivo de Joan Laporta, Enric Masip, no tardó en mostrar su descontento ante los medios tras el encuentro, en especial tras una pregunta de un periodista de 'El Chiringuito'. El exjugador de balonmano dejó clara su opinión sobre lo ocurrido en Bilbao: “Estoy muy decepcionado con la afición de Bilbao”, afirmó, señalando que los pitos durante el pasillo fueron innecesarios y poco deportivos.
Según Masip, no sólo se trató de una falta de respeto hacia los jugadores que acababan de conquistar la Liga, sino que también lamentó que desde el club vasco no se dirigieran palabras de felicitación a Joan Laporta, presidente del Barça. “Creo que nos lo merecemos por la Liga que hemos hecho”, insistió Masip, visiblemente molesto con el ambiente vivido en San Mamés.
El partido: sin objetivos pero con goles
En lo puramente deportivo, el partido reflejó el dominio de un Barça que, pese a tener los deberes hechos, no bajó el ritmo competitivo. El equipo azulgrana se impuso por un contundente 0-3, con un Robert Lewandowski especialmente motivado. El delantero polaco tenía ante sí el reto de pelear por el pichichi y la Bota de Oro, aunque necesitaba una hazaña improbable: superar a Kylian Mbappé en goles, algo que sólo era posible marcando seis tantos en el último partido. Lewandowski anotó dos goles con rapidez, alimentando la esperanza, pero la remontada goleadora no se concretó.
El partido también sirvió para rendir homenaje a Óscar de Marcos, leyenda del Athletic, quien recibió el cariño de compañeros y rivales en su despedida tras 16 temporadas defendiendo la camiseta rojiblanca. De hecho, los propios jugadores del Barça devolvieron el gesto del pasillo a De Marcos tras el pitido final, cerrando así una jornada que mezcló fútbol, emociones y cierta polémica extradeportiva.