El FC Barcelona se proclamó campeón de LaLiga 2024-25 en el RCDE Stadium, un escenario simbólico que ya había sido testigo de otro alirón culé años atrás. Esta vez, el conjunto dirigido por Hansi Flick volvió a celebrar un campeonato en casa del rival ciudadano, el Espanyol, con un partido sólido, decidido por un golazo de Lamine Yamal y sentenciado en el tiempo añadido por Fermín López.
Pero la alegría blaugrana se vio ensuciada por una serie de comportamientos lamentables que han generado un intenso debate en redes sociales y medios de comunicación.
Una celebración empañada por la rabia
Nada más pitar el final, el ambiente en Cornellà cambió por completo. Las imágenes de los jugadores del Espanyol empujando, encarando e insultando a los del Barça mientras estos celebraban la conquista del título empezaron a circular por todas partes. Según numerosos testigos, varios futbolistas pericos perdieron los nervios tras la derrota.

Pero el espectáculo no terminó ahí. De repente, los aspersores del césped se activaron. Una escena que recuerda a viejos tiempos, como aquella famosa noche en Stamford Bridge, y que fue interpretada como un intento deliberado de desalojar a los jugadores del Barça mientras celebraban. La imagen de Pedri, Raphinha o Yamal empapados intentando abrazarse en medio del agua se ha hecho viral, pero no por su épica, sino por lo bochornoso de la situación.

Insultos, objetos y cero fair play
El periodista deportivo Dani Senabre, habitual en medios catalanes y conocido por su claridad de opiniones, fue uno de los primeros en denunciar la actitud del Espanyol. En su cuenta de X (Twitter), escribió:
“Los jugadores del Espanyol empujando e insultando a los del Barça. Los aspersores en marcha. Imagen miserable del Espanyol. Cero sorpresa.” Minutos después, añadió otro mensaje breve pero contundente: “Y lanzamiento de objetos.”
Los testimonios coinciden. Desde la grada se lanzaron botellas, mecheros e incluso algún asiento de plástico hacia la zona donde celebraban los culés. Las fuerzas de seguridad se vieron obligadas a intervenir para evitar que el caos pasara a mayores. Afortunadamente, no se reportaron heridos, pero la tensión fue evidente.
Un comportamiento repetido y condenado
No es la primera vez que se viven episodios tensos entre Espanyol y Barça, especialmente cuando los azulgranas se proclaman campeones en feudo perico. Sin embargo, esta vez ha habido una sensación generalizada de que el club blanquiazul cruzó varias líneas.
Desde el entorno del Barça se ha preferido no entrar en polémicas, aunque varios jugadores dejaron caer en zona mixta su malestar por el recibimiento y el final del encuentro. Uno de ellos, Marc Guiu, dijo a los medios: “Celebrar un título nunca debería ser motivo de violencia. No lo entiendo.”
El silencio del club blanquiazul
Por ahora, el RCD Espanyol no ha emitido un comunicado oficial sobre lo ocurrido. Ni para justificar, ni para condenar. Solo se han limitado a remarcar que el partido fue “intenso” y que “las emociones estaban a flor de piel”. Pero en el mundo del fútbol, muchos esperaban algo más.
El Comité de Competición podría intervenir si el acta arbitral refleja incidentes graves. De momento, se sabe que el colegiado recogió la expulsión directa de Cabrera por agresión a Lamine Yamal, y algunos de los altercados posteriores.
Y al final, lo más triste de la noche…
Más allá del resultado o del título, lo que más ha dolido a muchos aficionados ha sido la incapacidad del Espanyol de encajar la derrota con dignidad. Porque como escribió Dani Senabre con ironía y resignación en su tuit final, lo que se vivió anoche no sorprendió a nadie: “Cero sorpresa.”