El FC Barcelona se ha coronado campeón de LaLiga EA Sports 2024-2025 en un escenario simbólico: el RCDE Stadium. Ganar un título en casa del eterno rival local siempre tiene un sabor especial, pero en esta ocasión, el triunfo ha despertado un abanico de emociones dentro y fuera del terreno de juego.
Desde la brillante actuación de Lamine Yamal hasta los ecos en redes sociales, el campeonato culé no ha dejado indiferente a nadie.
Un derbi con todos los ingredientes
El partido entre Espanyol y Barça no era un encuentro más. Para los pericos, la salvación estaba en juego; para los azulgranas, la posibilidad de levantar el título de forma matemática. El contexto era eléctrico. Y lo que pasó sobre el césped fue un fiel reflejo de esa tensión: un Barça sobrio, práctico, liderado por los jóvenes; y un Espanyol intenso, combativo, que peleó cada balón con orgullo.
El resultado final (0-2) fue un resumen de lo que ha sido esta Liga: un Barça que, sin ser una apisonadora, ha sabido ser eficiente, solvente y constante. La irrupción de talentos como Lamine Yamal, Fermín o Cubarsí ha marcado el camino de la renovación culé. Y aunque no todo ha sido perfecto, el equipo ha sabido reconectar con una identidad competitiva.
Una agresión que empañó el final
El encuentro dejó también una imagen fea: la expulsión de Leandro Cabrera por un codazo directo sobre Lamine Yamal. El gesto, innecesario y violento, fue castigado con roja directa. Una acción que algunos sectores mediáticos, como el tertuliano José Luis Sánchez de El Chiringuito, intentaron minimizar y utilizar para alimentar una narrativa de robo arbitral.
En lugar de condenar la agresión a un menor de edad, prefirieron hablar de conspiraciones y arbitrajes orquestados. El tuit de Sánchez, más que indignación, provocó estupefacción. Porque no hay excusa posible para justificar una agresión, y menos a un adolescente que acaba de hacer historia marcando el gol que vale una Liga.
La fiesta azulgrana en territorio enemigo
Pese al intento de restar mérito desde algunos micrófonos, la victoria y el título están ahí. El Barça celebra, el Espanyol lamenta, y el madridismo más radical busca explicaciones. Pero entre toda la niebla mediática, algunas voces decidieron hablar con elocuencia desde el silencio. O con solo dos palabras.
En este contexto de celebración azulgrana, de tensión entre rivales y de opiniones en ebullición, una figura volvió a emerger desde las redes sociales. El exjugador del FC Barcelona, Gerard Piqué, siempre atento a los momentos clave, reapareció en X (antes Twitter) con una frase que, como suele ser habitual en él, dice más de lo que parece.
No necesitó escribir un discurso ni un hilo analítico. No mencionó a ningún jugador, ni al técnico, ni al Espanyol, ni siquiera al Madrid o a la prensa. Su mensaje, corto y certero, actuó como una especie de puntilla final a toda la narrativa que se intentó imponer desde ciertos sectores.
Una frase que condensa ironía, satisfacción y una pizca de provocación. Porque mientras algunos clamaban por el VAR, por conspiraciones arbitrales y por supuestas manipulaciones, Piqué simplemente escribió: "Quin plaer."
Dos palabras en catalán, dos palabras que resumen la sensación del barcelonismo entero. Porque no hay mayor placer para un culé que ganar una Liga… y hacerlo, además, en Cornellà.