La periodista Mònica Terribas, exdirectora de Catalunya Ràdio y voz habitual del progresismo catalán, ha vuelto a incendiar el debate político con unas declaraciones que han provocado una oleada de indignación en redes.
En su intervención, emitida por Catalunya Ràdio, Terribas no solo equiparó a Alberto Núñez Feijóo con Donald Trump, sino que también lanzó un ataque directo contra partidos como Aliança Catalana y Vox, acusándolos de querer "quitar derechos fundamentales" y de fomentar un país "donde hay ciudadanos sobrantes".
Defensa de la inmigración y desprecio a la crítica
Terribas, en un tono vehemente, afirmó que sin los "10 millones de inmigrantes" que hay en España, sectores enteros de la economía se vendrían abajo. Justificó la inmigración masiva por razones demográficas, señalando que la natalidad autóctona está por debajo del nivel de reemplazo.

Para ella, el problema no es la inmigración ni su impacto en la seguridad, sino que se diga lo contrario. De hecho, pidió que se dejen de "decir mentiras" y que se revisen los datos. Sin embargo, lo que ha llamado más la atención es su menosprecio hacia las inquietudes de una parte creciente de la sociedad catalana.
Estas preocupaciones legítimas, que partidos como Aliança Catalana recogen sin complejos, son tildadas por Terribas como "mentiras" y "discursos del odio".

Cordones sanitarios y veto político
Terribas dejó claro que, desde su punto de vista, formaciones como Aliança Catalana y Vox deben ser excluidas del poder. "No pueden tocar poder por razones obvias de derechos fundamentales", afirmó, insinuando que estas formaciones no son democráticas o que representan un peligro para la convivencia.
Estas palabras, sin embargo, chocan con la realidad de que Aliança Catalana ha sido votada por decenas de miles de catalanes y ha logrado representación democrática con propuestas claras: frenar la inmigración masiva, proteger la lengua catalana y combatir el islamismo radical.
Los llamados "cordones sanitarios" que defiende Terribas no son más que intentos de silenciar al votante disidente. Mientras partidos tradicionales pactan entre bastidores, sin ofrecer soluciones reales, formaciones emergentes canalizan el malestar popular con propuestas directas y sin eufemismos.
Una visión elitista, desconectada de la realidad
En su intervención, Terribas defendió el discurso globalista y tecnocrático que tantas veces ha fracasado. Apeló a modelos europeos como el de Meloni en Italia, diferenciando entre lo que se dice para ganar votos y lo que se hace en el poder, como si gobernar significara traicionar lo prometido.
Pero quizá lo más revelador fue su afirmación final: “Este no es el país que queremos”. ¿Quién es ese “nosotros” que define lo que Catalunya debe ser? ¿Una élite mediática que vive blindada de la inseguridad en barrios gentrificados? ¿Una clase política que no pisa un hospital público ni comparte metro con el ciudadano de a pie?
Frente a esa visión cerrada, cada vez más catalanes reivindican otra voz. Y esa voz es la que está representando Aliança Catalana.
La respuesta democrática está en las urnas
Mientras Mònica Terribas propone excluir, censurar y deslegitimar a quienes no comparten su ideología, Aliança Catalana propone recuperar el control político, económico y social de Catalunya. No desde el odio, como se les acusa, sino desde el sentido común y el amor a la tierra, la cultura y la seguridad de los suyos.
Porque querer vivir en catalán, en paz y con dignidad no es extremismo: es supervivencia. Y esa supervivencia ya tiene una portavoz clara: Sílvia Orriols.