El tiempo en España vuelve a ser objeto de atención tras un verano marcado por olas de calor e incendios forestales. Las altas temperaturas han dejado al Mediterráneo con registros cercanos a los 30 °C. Esta situación ha despertado el interés de expertos y de la ciudadanía de cara a lo que pueda ocurrir en otoño.
En este contexto, Samuel Biener, meteorólogo de Meteored, advierte sobre la importancia de interpretar correctamente los fenómenos atmosféricos. Su mensaje llega en un momento en el que proliferan rumores en redes sociales sobre lluvias torrenciales inevitables. Sin embargo, Biener insiste en que es fundamental diferenciar entre mitos y realidad científica.

El Mediterráneo supera los 29 °C en varios puntos
Puertos del Estado y SOCIB han informado que el mar Mediterráneo presenta temperaturas muy elevadas en zonas como Tarragona, el golfo de Valencia y Mallorca. Estos registros, que alcanzan los 29 °C e incluso superaron los 30 °C, se sitúan entre 2 y 3,5 °C por encima de la media.
El mar Balear y Alborán también muestran anomalías térmicas relevantes, lo que refuerza la tendencia de tropicalización del “mare nostrum”. Según el CEAM, solo en los veranos de 2022, 2023 y 2024 se habían observado valores más altos en el conjunto del Mediterráneo. Esta situación refuerza la hipótesis de un mar cada vez más cálido.
Pese a ello, Biener aclara que un Mediterráneo caliente no garantiza por sí solo lluvias torrenciales en España. Para que se produzcan episodios extremos deben coincidir varios factores, como la ubicación de una DANA sobre el Estrecho o el golfo de Cádiz y un marcado flujo de levante.

La realidad sobre las DANA y sus efectos en España
Las DANA, también conocidas como gotas frías, son depresiones aisladas en niveles altos de la atmósfera. Biener recuerda que no son sinónimo automático de lluvias catastróficas. Aunque su comportamiento es errático, no todas generan episodios de tiempo extremo.
Cada año se descuelgan varias danas en nuestro entorno y muchas se traducen únicamente en tormentas intensas de carácter local. El problema surge cuando confluyen factores como la inestabilidad en altura, la orografía y la abundante humedad. En esos casos sí pueden producirse lluvias de intensidad extraordinaria.
El meteorólogo advierte: “Probablemente, este otoño vuelva a producirse un episodio de inundaciones en algún punto del Mediterráneo”. Aun así, aclara que estos eventos no pueden anticiparse con meses de antelación y que solo se confirman pocos días antes.

Factores humanos que agravan las inundaciones
Biener recuerda que las danas son fundamentales para la recarga de embalses y acuíferos. Lo que dispara el riesgo de inundaciones son las acciones humanas en el territorio. En la costa mediterránea se han ocupado ramblas, barrancos y antiguas albuferas, lo que agrava los efectos de las lluvias intensas.
A lo anterior, se suma la falta de prevención. El meteorólogo concluye que cada vez está aumentando más el potencial de episodios extremos. Sin embargo, insiste en que la prevención y la correcta planificación territorial son clave para evitar que una DANA acabe en tragedia.