El sorteo de la Lotería de Navidad está más cerca que nunca, y con él, la emoción y la ilusión que cada año despierta en millones de personas. Este sorteo, que se celebra el 22 de diciembre, es uno de los eventos más esperados de la Navidad en nuestro país.
Todos esperan escuchar el 'Gordo' y otros premios que pueden cambiar la vida de los afortunados. Así pues, cada año, esta celebración nos deja varias anécdotas e historias insólitas, como la que hemos podido conocer de este pequeño pueblo catalán.
La anécdota de un número de la suerte
En 1903, un grupo de amigos de Sant Guim de Freixenet (Segarra) destapó cinco cartas para crear un número y jugar en la lotería. Salió en 11457 y, desde entonces, que el bar donde estaban decidió venderlo por el sorteo de Navidad y Reyes.
El número ha pasado de generación en generación y, aunque el bar original ya cerró por jubilación, ahora se sigue vendiendo en un restaurante ubicado en Calaf (Anoia).
122 años después, nunca ha tocado ni en Navidad ni en Reyes, ni tampoco en cada sorteo que un grupo de amigos todavía juega semanalmente. El alcalde de Sant Guim de Freixenet, Francisco de Asís Lluch, explica al ACN que no concibe las fiestas de Navidad sin ese número. "En el pueblo tenemos la tradición de que las fiestas comienzan cuando lo compras", asegura.
"Desde 1903 que estamos intentado tantear la suerte y nunca llega". Joan Forn regentó durante años el bar donde un grupo de amigos escogió el número 11457.
Lo vendió a su local hasta que se jubiló y, después, le cedió a su sobrino, que es quien ahora lo vende a su local restaurante de Calaf, en el Anoia. "No se puede dejar. Ya somos la tercera generación que le jugamos", explica Forn.
Y el número atrae a cientos de personas que cada año lo van a buscar expresamente al restaurante que regenta Jordi Sangrà en Calaf. Según explica, "es como una herencia de la familia. Quienes lo compran, ya lo compraban sus padres y sus abuelos, y ellos han seguido haciéndolo como si fuera una tradición de Navidad", añade.
Cambio de sueños
Han pasado tantos años que también han cambiado las prioridades si algún día les toca la lotería. "Te vas haciendo mayor y los sueños son otros", explica Forn. Sin embargo, su hermana, Montserrat Forn, ya tiene un viaje "a punto" por si algún día le acaba tocando la lotería.
Este año, y para celebrar la efeméride, Jordi Sangrà ha hecho una partida de botellas de cava con el número impreso en la chapa.
Tendrá más posibilidades porque este año también ha decidido girar el número y, aparte del 11457, también ha comprado el 75411. "Quizás nuestros antepasados se equivocaron a la hora de decidir el orden de las cartas", explica.