Un presentador del clima en traje oscuro frente a un mapa meteorológico.

El Mediterráneo registra datos preocupantes y Francesc Mauri flipa: 'No me quedan...'

El calor sigue dejando mella en territorio catalán

La llegada del verano de 2025 ha traído consigo algo más que las habituales jornadas de calor en las costas mediterráneas. Mientras turistas y residentes buscan alivio en las playas, bajo la superficie del agua se está gestando un fenómeno sin precedentes que inquieta tanto a científicos como a expertos en meteorología. La calma aparente de las aguas esconde, en realidad, una anomalía térmica que amenaza con cambiar el comportamiento del clima en todo el litoral.

Temperaturas récord en el mar: el aviso de Dragonera y la reacción de Mauri

El 30 de junio de 2025 quedará marcado en la historia climática del Mediterráneo. Ese día, la boya de Dragonera, en Mallorca, registró 30,55ºC de temperatura superficial, una cifra nunca vista en un mes de junio. Para ponerlo en contexto, el récord absoluto de esta misma boya se alcanzó en agosto de 2024 con 31,87ºC. Que a estas alturas del verano el termómetro supere ya los 30 grados es motivo de seria preocupación.

No es de extrañar que el meteorólogo Francesc Mauri se quedase sin palabras ante este registro, calificando la situación como "imposible de describir". Su asombro ha sido compartido por la comunidad científica y los usuarios de redes sociales, que han visto en tiempo real cómo los datos oficiales iban pulverizando todos los récords previos.

Altas temperaturas del Mar Mediterráneo
Altas temperaturas del Mar Mediterráneo | Barcelona Secreta

Y Dragonera no ha sido el único punto caliente. En la boya de Valencia se midieron 27,82ºC, otro máximo histórico para junio, y en el Cantábrico oriental, el agua del mar alcanzó valores excepcionales para esa zona, como los 24ºC en el observatorio de Igueldo, San Sebastián.

Ola de calor marina: causas, extensión y consecuencias para Catalunya y Baleares

¿Qué está ocurriendo en el Mediterráneo? Lo que estamos viviendo es una ola de calor marina en toda regla, un fenómeno que se produce cuando la temperatura del mar se mantiene varios grados por encima de lo normal durante un periodo prolongado. En junio de 2025, la media superficial del Mediterráneo alcanzó los 26,03ºC, con anomalías de casi +3ºC respecto al promedio.

Esta situación no solo afecta a las Islas Baleares, sino también a la costa levantina y, especialmente, a la costa sur de Catalunya, donde se esperan valores de entre 28 y 30 grados en los próximos días. Las aguas al norte de Baleares incluso podrían superar la barrera de los 30ºC, consolidando un escenario extremo que sitúa a la cuenca occidental en los niveles más altos de severidad en olas de calor marinas.

¿Por qué nos debe preocupar? Impactos en el clima, la fauna y la vida cotidiana

El mar Mediterráneo es especialmente vulnerable a este tipo de episodios debido a su carácter cerrado y su escasa renovación de aguas. Estas anomalías térmicas tienen efectos directos sobre la vida marina: desde la mortalidad de especies sensibles hasta la migración de peces y el deterioro de praderas de posidonia, fundamentales para la salud del ecosistema. La economía pesquera y el turismo también pueden verse afectados, así como la calidad de las aguas y la proliferación de algas.

Pero el impacto más inmediato será meteorológico. Un mar tan cálido actúa como combustible para la atmósfera, favoreciendo la formación de noches tropicales (temperaturas mínimas superiores a 20ºC) y noches tórridas (mínimas por encima de 25ºC) en las zonas costeras de Catalunya y Baleares, incluso hasta bien entrado el otoño. Además, incrementa la probabilidad de tormentas intensas o severas hacia finales de verano y principios de otoño, especialmente si coincide con la llegada de aire frío en altura —lo que conocemos como gota fría o DANA—. Bajo estas condiciones, las tormentas pueden ser más virulentas y dejar lluvias torrenciales en poco tiempo, con riesgos asociados de inundaciones y daños materiales.

Desde 1982, el número de olas de calor marinas en el Mediterráneo se ha duplicado y su intensidad no deja de crecer. Este fenómeno es uno de los más claros indicadores del calentamiento global y sitúa a nuestra región entre las más vulnerables del planeta. Las previsiones apuntan a que la tendencia continuará en los próximos años, con veranos cada vez más largos, aguas más cálidas y una mayor frecuencia de episodios extremos.