La segunda ola de calor del verano ha dejado temperaturas extremas durante más de dos semanas en Catalunya. Sin embargo, los embalses catalanes han resistido con solidez y cierran el episodio con descensos mínimos en el conjunto de la cuenca interna. Entre el 3 y el 18 de agosto, el nivel medio ha pasado del 76,82 % al 74,49 %. Eso significa una pérdida de apenas 2,33 puntos, un dato muy positivo para un mes de agosto. En años anteriores, descensos de ese calibre podían concentrarse en una sola semana de calor intenso.
Los embalses muestran realidades distintas, aunque tres casos destacan por encima del resto. Siurana ha perdido casi nueve puntos y se queda en el 15,85 %. No se debe al calor, sino al trasvase de agua hacia Riudecanyes, que en paralelo ha subido hasta el 46,89 %. Esta operación, aprobada por la Agencia Catalana de l’Aigua, ha reabierto protestas en el Priorat y tensiones con los regantes.
El segundo caso particular es el de Foix, que ha pasado del 98,91 % al 91,54 %. El descenso parece fuerte, pero se explica por el contexto: el embalse había superado el 100 % tras las intensas lluvias de finales de julio. Su ajuste responde a esa excepcionalidad, no a la ola de calor.

Descensos mínimos en el resto
Más allá de estos casos, la mayoría de embalses han mantenido cifras altas y descensos muy contenidos. La Llosa del Cavall es el mejor ejemplo: en más de dos semanas de calor apenas ha bajado medio punto. Se mantiene en un sólido 83,70 %, demostrando una resistencia que refuerza la estabilidad del sistema. También Susqueda ha mostrado un buen comportamiento, perdiendo menos de dos puntos y situándose cerca del 80 %.
Otros embalses como La Baells, Sant Ponç o Darnius Boadella también han descendido ligeramente, pero permanecen en niveles muy altos para un agosto tan caluroso. Sus cifras, todas por encima del 62 %, refuerzan el buen momento que vive la cuenca interna catalana.
La conclusión es clara: Catalunya ha superado la ola de calor con un balance muy positivo. Mientras otras cuencas españolas han perdido entre tres y cinco puntos en la misma quincena, Catalunya ha contenido la caída. Con más de tres cuartas partes de la capacidad disponible, las reservas siguen en niveles que garantizan tranquilidad y margen para afrontar lo que resta de verano.
El contraste con el año pasado es abismal. En agosto de 2024, la cuenca interna apenas superaba el 32 % y se encontraba en situación de emergencia. Hoy, en cambio, la gestión y el colchón acumulado en primavera permiten hablar de estabilidad. Catalunya se consolida, así, como una de las grandes excepciones hídricas en España.