El pueblo blanco del Cap de Creus, refugio de artistas y meca de veraneo, se cuela en listas internacionales y concentra miradas cuando sube el termómetro. No es casualidad, ya que su bahía, su historia y su agenda gastronómica levantan pasiones entre turistas exigentes y amantes del buen comer.
Con ese contexto, nos acercamos a los locales que esta temporada acumulan elogios y reservas. La pista inicial llega de los ránkings de usuarios, pero el veredicto final lo da la mesa. Cocina con personalidad, servicio ágil y un relato que encaje con el espíritu de Cadaqués. Tras revisar guías, redes y cartas, el podio del verano lo forman El Barroco, Cadaq’s y Talla.
El Barroco: un patio libanés con historia daliniana
Es difícil resistirse al embrujo de este antiguo molino de aceite convertido en restaurante. Su patio florido, lámparas y recovecos te transportan a otro tiempo mientras llegan a la mesa hummus sedoso, cordero especiado u hojas de parra. La casa reivindica cocina libanesa casera y un ambiente que se queda grabado, algo que confirman años de reseñas entusiastas.

El Barroco presume, además, de una anécdota que los amantes del arte reconocerán. Fue uno de los rincones habituales de Salvador Dalí en Cadaqués y, según la propia historia del local, el artista llegó a diseñar su emblema. También se apunta la visita del rey emérito Juan Carlos en los setenta.
Cadaq’s: la sorpresa contemporánea que arrasa
A un ritmo distinto, joven y playero, se mueve Cadaq’s. Su carta combina galettes bretonas, crêpes de antojo, poke bowls, waffles, helados y cócteles. Es el sitio para una cena ligera antes de un paseo por el Portitxó o para un brunch tardío sin prisas.
En plataformas roza el sobresaliente y su terraza se ha convertido en “hot spot” de temporada, algo que sus redes alimentan con ritmo constante. Que ofrezca opciones veg-friendly suma puntos en un destino cada vez más diverso.

Talla Cadaqués: cocina de mar con autor
Talla es lo contrario a la improvisación. Frente al agua, platos pensados para compartir, producto del Cap de Creus y una cocina que acaricia el clasicismo catalán con guiños contemporáneos. El local forma parte del ecosistema que incluye Batalla y Oli Bar, y su chef, Vito Oliva Font, tiene biografía de película. Vito Oliva Font ha pasado desde la fotografía y el cine a abrir en 2014 este restaurante hoy influyente, con el empujón de amigos del mundo artístico.