La meteorología ha devuelto el optimismo a la gestión hídrica catalana tras semanas marcadas por una pérdida constante de agua en los embalses. Ayer, viernes 4 de julio, se produjo por fin un giro de 180 grados en la tendencia, gracias a las lluvias que, aunque irregulares, han llegado en el momento más necesario. Tras 22 días consecutivos de caídas diarias en la capacidad total de los embalses de la cuenca interna catalana, el sistema volvió a registrar una subida, situándose en el 78,25%. La noticia supone un alivio tanto para los gestores como para el sector agrícola, que ve cómo el colchón de agua se refuerza justo en la antesala de la fase más exigente del verano.
La subida fue modesta pero significativa: un incremento de 0,78% en solo 24 horas, que rompió una de las rachas negativas más largas en los últimos meses. La aportación de las precipitaciones se ha dejado notar especialmente en embalses situados en zonas con más lluvias, como La Llosa del Cavall o el propio Sau, aunque en general todo el sistema ha mostrado una reacción positiva, algo que no se veía desde el 12 de junio.
Vuelta a la realidad, pero con optimismo los próximos días
Hoy, sábado, la tendencia ha vuelto a ser ligeramente negativa, con un leve descenso hasta el 78,10% (-0,15%), pero el ambiente meteorológico mantiene la esperanza abierta: las lluvias se han repetido en gran parte del territorio y las previsiones indican que podrían continuar en los próximos días. Esta situación invita a pensar que no sería extraño registrar alguna otra jornada de subida, algo poco habitual en pleno mes de julio.

El repaso embalse por embalse refleja aún el desgaste del verano, pero también muestra la capacidad de respuesta del sistema. La Baells sigue como referente, con un 91,82% de capacidad, manteniendo una estabilidad admirable pese a las oscilaciones climáticas. Susqueda baja hasta el 87,45%, mientras que Sau se sitúa en el 61,78% tras haber aprovechado parcialmente las lluvias.
La Llosa del Cavall resiste en el 81,59%, consolidando su papel como uno de los embalses menos vulnerables al estrés estival. Sant Ponç queda en el 85,25% y Foix en el 80,77%. Por su parte, Darnius Boadella y Riudecanyes retroceden hasta el 68,77% y 53,07% respectivamente, y Siurana se mantiene en el 25,21%, cifras bajas pero típicas de este periodo.
Este pequeño pero significativo repunte, tras casi tres semanas de descensos ininterrumpidos, demuestra que la meteorología sigue siendo un factor determinante para el equilibrio hídrico catalán. Aunque no cabe confiarse y el consumo responsable sigue siendo imprescindible, el episodio de lluvias ha traído un respiro y la posibilidad de que, si las precipitaciones se mantienen, los embalses catalanes puedan iniciar una etapa de mayor estabilidad.