El Papa Francisco, fallecido el 21 de abril de 2025 a los 88 años, deja tras de sí un legado marcado por reformas progresistas y numerosas polémicas que desafiaron las estructuras tradicionales de la Iglesia Católica.
El momento más polémico
A lo largo de su pontificado, Francisco abordó temas delicados con una franqueza que a menudo generó controversia. En 2015, tras el atentado contra la revista satírica Charlie Hebdo, afirmó que la libertad de expresión tiene límites cuando se trata de insultar la fe de los demás, lo que fue interpretado por algunos como una justificación implícita de la violencia.
En cuestiones de moral sexual, sus declaraciones también provocaron debate. Calificó el aborto como un "homicidio" y comparó a quienes lo practican con "sicarios", generando críticas por el uso de un lenguaje tan contundentes.

Además, en una reunión con obispos italianos, se refirió a la presencia de homosexuales en los seminarios como "demasiado mariconeo", comentario por el que posteriormente pidió disculpas.
En el ámbito de la justicia interna de la Iglesia, Francisco enfrentó críticas por su manejo de casos de abuso sexual. Aunque implementó medidas para combatir estos delitos, también fue acusado de mostrar clemencia hacia algunos sacerdotes condenados, lo que generó descontento entre las víctimas y sus defensores.
Opiniones de todo tipo, seguidores entre la izquierda
Las declaraciones del Papa Francisco suscitaron reacciones encontradas tanto dentro como fuera de la Iglesia. Mientras algunos elogiaron su disposición a abordar temas controvertidos, otros lo acusaron de herejía y de desviarse de la doctrina tradicional.

Su enfoque más abierto hacia temas como la homosexualidad - aunque de boquilla - fue visto por sectores conservadores como una amenaza a los valores fundamentales de la Iglesia. Los wokes le aplaudieron aunque la realidad era bien diferente.
A pesar de las críticas, Francisco mantuvo su compromiso con una Iglesia más inclusiva y cercana a los marginados. Su muerte deja un vacío significativo y plantea interrogantes sobre el rumbo futuro de la Iglesia Católica.
¿Será su sucesor un continuado de la línea progre iniciada por Francisco o prevalecerán las fuerzas conservadoras que buscan que la Iglesia sea lo que siempre ha sido? El legado del Papa Francisco, lleno de luces y sombras, seguirá siendo objeto de análisis y debate en los años venideros.