La tranquilidad de una tarde de domingo, habitualmente marcada por el regreso escalonado a casa, se ha visto bruscamente interrumpida para miles de conductores. Un incidente en una de las arterias principales de acceso a la capital catalana ha desatado el caos, convirtiendo un trayecto rutinario en una prueba de paciencia y generando un colapso que se ha extendido a lo largo de varios kilómetros.
Lo que comenzaba como un viaje de fin de semana más ha terminado con el motor parado y la vista fija en una interminable fila de luces de freno.
El suceso ha puesto de manifiesto, una vez más, la fragilidad de la red viaria en momentos de alta afluencia, donde un solo contratiempo puede provocar un efecto en cadena de consecuencias imprevisibles para la movilidad de toda una comarca.

Un siniestro que colapsa el Vallès Oriental
El origen del caos se ha localizado en la autopista AP-7. Según ha informado el Servei Català de Trànsit a través de sus canales oficiales, un accidente ocurrido en el punto kilométrico 117.4, a la altura del municipio de Llinars del Vallès, ha sido el detonante de las complicaciones. El siniestro, cuyas causas exactas aún se investigan, ha obligado a cortar uno de los carriles de circulación en sentido sur, en dirección a Barcelona, pasadas las seis y media de la tarde de este domingo 27 de julio.
La imagen difundida por las cámaras de la Red de Carreteras del Estado era elocuente: una densa aglomeración de vehículos completamente detenidos. La neutralización de uno de los carriles ha actuado como un tapón, generando rápidamente una cola de hasta tres kilómetros en el tramo afectado.
La hora del incidente, en plena operación retorno de un domingo de finales de julio, ha multiplicado el impacto, atrapando a centenares de familias y viajeros que volvían a la ciudad condal y su área metropolitana.
El efecto dominó: más retenciones en la autopista
Lejos de limitarse al punto exacto del accidente, los problemas de circulación se han contagiado a otros tramos de la misma vía, creando un escenario de colapso generalizado en la comarca del Vallès Oriental. El Servei Català de Trànsit ha alertado de una segunda gran congestión, independiente de la primera pero directamente influenciada por la saturación general de la autopista.

En concreto, se han registrado hasta seis kilómetros adicionales de circulación muy lenta y paradas intermitentes en el tramo comprendido entre los municipios de Cardedeu y La Roca del Vallès, también en sentido Barcelona.
Esta segunda retención, situada "más adelante" del accidente original, evidencia cómo la capacidad de la AP-7 se ha visto completamente superada, creando un cuello de botella kilométrico que ha afectado a un segmento mucho más amplio de la vía. La suma de ambos focos de congestión ha dibujado un panorama desolador para los conductores, con casi diez kilómetros de tráfico denso en total, repartidos en dos puntos críticos.