Hay historias que golpean por su carácter inesperado y por la pérdida irreparable que suponen, especialmente cuando afectan a personas que dedican su vida a ayudar a los demás. Este es el caso de una joven catalana que, en pleno compromiso solidario en África, ha perdido la vida en circunstancias trágicas.
El suceso tuvo lugar en el corazón de África, mientras la joven A.S.C., natural de Lleida y de tan solo 22 años, participaba en un proyecto de voluntariado en Malawi, tal y como apunta el diario Segre. La noticia ha conmocionado a la comunidad local de Lleida, donde la familia de la joven era conocida por su implicación en entidades deportivas y culturales.
Las autoridades españolas han confirmado el fallecimiento de la joven y han iniciado los trámites para asistir a la familia en estos difíciles momentos. Según fuentes del Ministerio de Asuntos Exteriores consultadas por el Segre, se han puesto en contacto inmediato con los familiares para gestionar el regreso de los restos y ofrecer el apoyo necesario. Aunque no han trascendido detalles concretos sobre el lugar ni la fecha exacta del accidente, sí se ha confirmado que el suceso ocurrió mientras la joven ejercía labores solidarias en territorio malauí.

El riesgo de los cooperantes españoles en el extranjero
Este tipo de tragedias pone de manifiesto los riesgos a los que se enfrentan los cooperantes y voluntarios españoles que desarrollan su labor en el extranjero. Aunque la mayoría de proyectos solidarios transcurren sin incidentes graves, la realidad es que la movilidad por carreteras en determinados países africanos, como Malawi, presenta altos niveles de peligrosidad. Infraestructuras precarias, circulación caótica y falta de recursos médicos convierten cualquier desplazamiento en una potencial amenaza.
No es la primera vez que la comunidad catalana se ve sacudida por una noticia de este tipo. En los últimos años, se han registrado varios accidentes mortales que han afectado a ciudadanos de Lleida en el extranjero. En marzo de 2020, tres vecinos del Pallars Sobirà –dos de ellos bomberos– fallecieron en un accidente de montaña mientras realizaban una travesía en Georgia. También en 2018, una mujer de 53 años perdió la vida en un siniestro de tráfico durante sus vacaciones en Marruecos. Estos antecedentes reflejan que, pese a la distancia, el riesgo no entiende de fronteras.
La solidaridad, marcada por el dolor
La pérdida de esta joven voluntaria supone un duro golpe para todas las personas implicadas en proyectos de cooperación internacional, así como para las entidades de Lleida con las que colaboraba. El ejemplo de entrega y compromiso de la fallecida deja una huella imborrable entre quienes la conocieron y en la propia comunidad de voluntarios, que a menudo afrontan peligros en silencio y lejos de casa.